No quería haber tomado el último trago sin saber que era el último.
Quería tomar el último trago siendo consciente de que iba a ser el último.
Quería escenificar el fin de ese hábito.
Se trataba de recrearse en tal acto de clausura para poder ubicarlo mejor en el espacio y en el tiempo.
Se trataba de asegurar que ninguno de los rincones de mi mente alegase no haber estado presente.
Y por eso tomé uno más, y provoqué su enfado.
No juzgo al vicio, el vicio me juzga a mí.
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