jueves, 17 de noviembre de 2022

el capitán salió a comer - 6 - última entrada

El capitán ha salido a comer y los marineros han tomado el barco.

¿Por qué hay tan poca gente interesante? De entre todos los millones, ¿por qué no hay unos cuántos? ¿Tenemos que continuar viviendo con esta monótona y pesada especie? Parece como si su único acto posible fuera la Violencia. Eso se les da muy bien. Les hace florecer de verdad. Flores de mierda, apestando a nuestras posibilidades. El problema es que tengo que seguir interactuando con ellos. Es decir, si quiero que las luces se enciendan, si quiero que me reparen el ordenador, si quiero tirar de la cadena, comprar un neumático nuevo, sacarme un diente o que me abran las tripas, tengo que seguir interactuando. Tengo que contar con todos esos jodidos para las pequeñas necesidades, por mucho que ellos mismos me horroricen. Y decir que me horrorizan es amable.

Pero me machacan la conciencia con su fracaso en las áreas más elementales. Por ejemplo, todos los días, cuando voy al hipódromo en el coche, no hago más que sintonizar diferentes emisoras en la radio, buscando música, música decente. Pero todo lo que suena es malo, plano; no tiene vida, ni melodía, ni fuerza. Y sin embargo, algunas de esas composiciones se venden a millones, y sus creadores se consideran verdaderos Artistas. Es horrible, una horrible aguachirle que entra en las mentes de cabezas jóvenes. Les gusta. Dios mío, les das mierda y se la comen. ¿No tienen discernimiento? ¿No tienen oídos? ¿No perciben la adulteración, la ranciedad?

No me puedo creer que no haya nada.

 
                  El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco (Charles Bukowski)
 
 
 
Subotica, Vojvodina, Serbia (2015)
 

domingo, 13 de noviembre de 2022

el Opel Manta

¿Cuándo se nota más que uno va borracho, cuando intenta aparentar que no va borracho, reptando torpemente por el salón y estirando las palabras, todo ello sin querer, o cuando va borracho a secas? 
 
No fue una buena idea… A quién debería sondear en realidad sobre esto no es a vosotros, sino a los testigos de esas situaciones; momentos en los que, para disimular, me enfundo el mono y hago prospección en mis recuerdos, entre los que a menudo encuentro restos de antiguos adhesivos arrancados con poca delicadeza, como aquéllos en las lunas de mi querido Opel Manta, el coche del Halcón de Vallecas que, sin embargo, siempre lució vejez con mayor dignidad que nada ni nadie. 
 
Sois batería de mis deseos con escasa armonía –me digo–, palpitaciones que juegan, también sin armonía, con el corazón; una tabla golpeada sin piedad por el maestro Zakir Hussain, ante la expresiva mirada, y voz cautivadora, de Hariharan. La alegría que me pudisteis brindar era una correa ostentosa enzarzada que presionaba con pasión.
 
Qué triste esta vida –me dan que pensar esos dos, con los ojos saltones embelesados por sus propias melodías–, que lo mejor que puede ofrecer es el café de las 7 y la birra de las 8, así como el placer de odiar a Los Planetas. Lo único que me quedó de ti. El odio a Los Planetas. Y esa forma peculiar de abrir las botellas de vino. Triste herencia la que me dejaste, pero es la única que me dejaste. Triste vida –me dan que pensar esos dos nigromantes–, que lo mejor que puede ofrecer es el café de las 7 y la birra de las 8, y el placer de odiar a Los Planetas. Pero qué bonito es odiarlos…
 
Nota: de la colección "historias de Perdición" https://joseirojas.blogspot.com/2022/01/historias-de-perdicion.html
 
 






graffiti in the streets of Warsaw, Poland (2015)
 

el capitán salió a comer - 5

El otro día estaba pensando en el mundo sin mí. Ahí está el mundo, siguiendo con sus cosas. Y yo no estoy allí. Muy extraño. Pensar en el camión de la basura, que pasa a recoger la basura, y yo no estoy allí. O en el periódico, tirado en la entrada de mi casa, y yo no estoy allí para recogerlo. Imposible. Pero lo peor de todo es que algún tiempo después de mi muerte se me va a descubrir de verdad. Todos los que me tenían miedo o me odiaban cuando estaba vivo abrazarán de repente mi memoria. Mi palabras estarán en todas partes. Se crearán clubs y sociedades. Será como para ponerse enfermo. Se hará una película de mi vida. Me pintarán mucho más valiente de lo que soy, y con mucho más talento del que tengo. Mucho más. Será como para hacer vomitar a los dioses. La especie humana lo exagera todo: a sus héroes, a sus enemigos, su importancia. Esos cabrones. Toma, ya me siento mejor. Maldita especie humana. Toma, ya me siento mejor.

 
                  El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco (Charles Bukowski)
 
 
Prague, Czech Republic (2014)