viernes, 28 de octubre de 2022

Spanish Civil War: a virtual museum

Spanish Civil War: a virtual museum:
 

The first virtual museum about the Spanish Civil War has recently openned its "doors"

Un equip internacional format per historiadors, arqueòlegs, experts en humanitats i acadèmics ha creat el primer museu virtual sobre la Guerra Civil Espanyola. La iniciativa, finançada amb fons de recerca canadencs, deriva de la inexistència d’un museu físic dedicat a la Guerra Civil a Espanya i té l’objectiu de facilitar l’accés al coneixement sobre aquest conflicte.

https://www.vscw.ca/

 


Belchite, a village that was wiped out during the Spanish Civil War in 1936-1939, as explained in this link, in Aragón, Spain (2011)
 

domingo, 23 de octubre de 2022

el capitán salió a comer - 4

Este año he sufrido una operación en un ojo que todavía no se ha resuelto. Y tengo dolores en la pierna derecha, el tobillo, el pie. Pequeñas cosas. Cánceres de piel, aquí y allá. La muerte mordisqueándome los talones, avisándome. Soy un viejo chocho, eso es todo. Bueno, no pude matarme bebiendo. Estuve a punto, pero no lo hice. Ahora me toca vivir con lo que queda.

Bueno, hace 3 noches que no escribo. ¿Debo volverme loco? Hasta en mis momentos más bajos siento el burbujeo de las palabras dentro de mí, preparándose. No estoy en un concurso. Nunca quise fama ni dinero. Quería poner la palabra en la página como yo quería, eso es todo. Y tenía que poner las palabras en la página o me sentía superado por algo peor que la muerte. Las palabras no como algo precioso, sino como algo necesario.

Sin embargo, cuando empiezo a dudar de mi capacidad para trabajar con la palabra, simplemente leo a otro escritor y entonces sé que no tengo motivos para preocuparme. No compito más que contra mí mismo: para hacerlo bien, con potencia y fuerza y fruición y riesgo. De lo contrario, es mejor olvidarse.

(…) Las horas perfectas son las que paso delante de esta máquina. Pero hay que tener horas imperfectas para obtener horas perfectas. Tienes que matar 10 horas para hacer que otras 2 horas vivan. De lo que tienes que tener cuidado es de no matar TODAS las horas, TODOS los años.

Te preparas para ser escritor haciendo las cosas instintivas que te alimentan a ti y a la palabra, que te protegen de la muerte en vida. Para cada uno es diferente. Hubo un tiempo en que para mí significaba beber mucho, beber hasta la locura. Me ayudaba a afilar la palabra, a sacarla. Y necesitaba peligro. Necesitaba meterme en situaciones peligrosas. Con hombres. Con mujeres. Con automóviles. Con el juego. Con el hambre. Con lo que fuera. Alimentaba la palabra. Me pasé décadas así. Ahora ha cambiado. Lo que necesito ahora es más sutil, más invisible. Es una sensación que está en el aire. Palabras pronunciadas, palabras oídas. Cosas vistas. Sigo necesitando unos tragos. Pero ahora me van los matices y las sombras. Cosas de las que apenas soy consciente me alimentan con palabras. Eso es bueno. Ahora escribo un tipo de mierda diferente. Algunos se han fijado.

“Ha trascendido”, es lo que más dicen.

Soy consciente de lo que perciben. Yo también lo siento. Las palabras se han hecho más sencillas pero más cálidas, más oscuras. Me alimento de fuentes que nuevas. Estar cerca de la muerte te da energías. Tengo todas las ventajas. Puedo ver y sentir cosas que a los jóvenes se les ocultan. He pasado del poder de la juventud al poder de la edad. No habrá declive. No. Y ahora, si me perdonáis, me tengo que ir a la cama, es la una menos cinco de la mañana. Parloteando toda la noche. Reíos mientas podáis...
 
                  El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco (Charles Bukowski)
 
 
Sarrià, Barcelona, Catalunya (2008)
 

sábado, 22 de octubre de 2022

el capitán salió a comer - 3

Cuando llego a casa puedo pensar en la muerte. Un poco nada más. No demasiado. No me preocupa morirme, ni me arrepiento, ni nada de eso. Más que nada se parece a un trabajo pesado. ¿Cuándo? ¿La noche del miércoles que viene? ¿O cuando esté dormido? ¿O a consecuencia de la próxima horrible resaca? ¿Accidente de tráfico? Es una carga, es algo que tenemos pendiente. Y yo me marcho de aquí sin creer en Dios. Eso estará bien, puedo encajarlo de frente. Es algo que tienes que hacer, como ponerte los zapatos por la mañana. Creo que voy a echar de menos escribir. Escribir es mejor que beber. Y escribir mientras bebes, eso siempre ha hecho que bailen las paredes. Puede que exista el infierno, ¿eh? Si es así, yo estaré allí, y ¿sabéis una cosa? Todos los poetas estarán allí, leyendo sus obras, y yo tendré que escuchar. Me ahogaré entre sus pavoneos de vanidad, su desbordante autoestima. Si existe el infierno, ése será el mío: un poeta detrás de otro, leyendo sin parar...

En fin, un día especialmente malo. El sistema que normalmente me funciona no me ha funcionado. Los dioses barajan las cartas. El tiempo es mutilado y tú eres un estúpido. Pero el tiempo se hizo para malgastarlo. ¿Qué le vas a hacer? No siempre puedes funcionar a todo vapor. Te paras y arrancas. Tocas techo y luego te hundes en un pozo negro.
 
                  El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco (Charles Bukowski)
 
 
Jericho Beach, Kitsilano, Vancouver, British Columbia, Canada (2009)
 

el capitán salió a comer - 2

Solía ir a las carreras nocturnas de galgos en Arizona. Allí sí que sabían lo que hacían. Te dabas la vuelta para pedir otra copa y ya había empezado otra carrera. Nada de esperar 30 minutos. Zas, zas, una carrera detrás de otra. Era refrescante (...) No te daba la sensación de que alguien estuviera intentando serrarte las pelotas entre carreras. Y cuando todo había terminado, no estabas deshecho. Podías beber durante el resto de la noche y pelearte con tu chica.

Pero en las carreras de caballos es infernal. Yo me mantengo aislado. No hablo con nadie. Eso ayuda. Bueno, los cajeros me conocen. Me acerco a las ventanillas, uso la voz. Con los años, llegan a conocerte. Y la mayoría de ellos son bastante buena gente. Creo que sus años de tratar con la humanidad les han dado cierta clarividencia. Por ejemplo, saben que la mayor parte de la especie humana es un gran pedazo de mierda. En cualquier caso, sigo manteniendo las distancias con los cajeros. Deliberando conmigo mismo. me mantengo alerta. Podría quedarme en casa y hacer lo mismo. Podría cerrar la puerta y distraerme pintando o con cualquier cosa. Pero de alguna manera necesito salir, y asegurarme de que casi toda la humanidad sigue siendo un gran pedazo de mierda. ¡Como si fueran a cambiar! (…) A veces me he llevado una libreta, pensando, bueno escribiré alguna cosa entre carreras. Imposible. El aire es plano y pesado, todos somos miembros voluntarios de un campo de concentración.
 
                  El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco (Charles Bukowski)

 
San Francisco, California, USA (2009)
 

domingo, 9 de octubre de 2022

el discurso de un rico republicano sobre Medicare

Aeropuerto de Newark, New Jersey, USA. 1 de Agosto de 2009. En la cola para pasar por el arco de seguridad, cedo el paso a una empleada del aeropuerto, que empuja una silla de ruedas en la que va sentada una mujer muy mayor. A su lado camina un hombre de unos 70 años que supongo será su hijo. Sin poder evitarlo, empiezo a prestar atención a lo que el señor le está diciendo a la empleada, como parte de un extenso e interesante monólogo criticando las políticas de la administración Obama. Parece que sabe muy bien de lo que habla, y lo explica todo de un modo sencillo, me imagino que porque cree que, de este modo, la empleada, que no debe tener grandes nociones de economía, y que no abrirá la boca en todo el tiempo que permanezcan a mi lado, lo podrá entender. Hasta aquí todo bien. Pero entonces empieza a cargar contra la iniciativa de Obama de crear un sistema de sanidad público, Medicare, y suelta tan tranquilo una interminable retahíla de perlas (muchas de las cuales son mentira): que si la seguridad social en Canadá y en Europa es un desastre… que no podemos ser todos iguales… que sí, que lo admite, que las ideas socialistas parecen muy bonitas, pero que los ricos lo son por algo, y por lo tanto merecen algo diferente del resto… y tantas otras pamplinas increíbles que me gustaría ser capaz de recordar al pie de la letra.

Mientras habla, pienso tantísimas cosas que querría soltarle… Creo que jamás he tenido más ganas de entrometerme en la conversación (bueno, monólogo) de un desconocido; decirle “Usted no tiene ni idea de lo que habla. La seguridad social en Canadá y en Europa funcionará mejor o peor (en algunos lugares muy bien), pero al menos existe, y presta un servicio valiosísimo, infinitamente mejor que que no haya nada, y que sólo se pueda curar quien se lo pueda pagar”. Este hombre, pienso, por lo que dice, probablemente sea rico; aunque no tendría por qué necesariamente, pues me consta que, igual que aquí tenemos a nuestros “obreros” del PP, en USA hay muchos pobres republicanos y contrarios al Medicare –¿la empleada que empuja la silla, que tal vez debe hacer cada día un viaje de 2h en bus al curro por no poder pagarse una casa cerca y/o un coche?–. Supongo que, tras décadas expuestos a la acción de tantos y tantos interesados en la satanización del socialismo y el comunismo, muchos estadounidenses llevan ya en los genes el rechazo a medidas socialistas (pocos pueden resistir tamaño bombardeo desde la infancia y tan prolongado en el tiempo). Pero lo que es ese señor, sin lugar a dudas, es: 1) o un gran desconocedor de la realidad de los países con seguridad social, sea por estar poco viajado, o por estar mal informado (porque otro comportamiento clásico del ser humano es informarse sólo a través de medios que dicen lo que uno quiere oír, o filtrar la realidad y sólo retener en el cerebro la información que refuerza los apriorismos de uno), o 2) un ser extremamente mezquino que miente a sabiendas. La otra inmensa pena es que en los países con seguridad social haya ignorantes que no son conscientes de lo afortunados que son por poder disfrutar de tales servicios. Sin ir más lejos, este verano, a la suegra de mi hermana, de viaje por California, le cobraban 5000 dólares diarios por ocupar una cama en el hospital, a lo que luego se debía añadir los costes de las diferentes pruebas médicas que le realizaron, también en el orden de los miles de dólares [meses después llegó la factura final: 52.000 dólares, por menos de 24h en el hospital, olé sus huevos]. Ese sistema sanitario es simple y llanamente grotesco, atroz e inhumano.
 
 
 

 



 


 New York City, New York, USA (2009)

sábado, 1 de octubre de 2022

L.A. Woman

Aquí estamos, en la furgoneta que nos ha de llevar a Subotica, en Serbia, sonando a todo volumen en el radiocasete L.A. Woman de los Doors. El hedor a chorizo barato permeando de los asientos o de los bocadillos a medias en las mochilas de los otros pasajeros –no sabría decir–, con ganas de acabar esta jornada interminable atravesando la estepa magiar. El viejo rockero que nunca murió, pero que se quedó estancado en el Woodstock de los Cárpatos, ese es nuestro conductor, Csába –se puede leer en la chapita de latón cosida torpemente a su americana azul–. No vamos más deprisa porque la furgoneta no da más de sí. Porque Csába tampoco da más de sí. Hace horas que pisa el pedal con tanta fuerza que parece que quisiera perforar el chasis para ver cómo es la carretera que sobrevolamos. Csába, las gotas de sudor recorriendo lentamente su papada… ¿fue amado alguna vez? ¿Le hizo alguna señora carantoñas por la calle cuando era un bebé? Me hago estas preguntas mientras veo al grueso y peludo chófer, en un parón para un descanso, tumbado en un banco del área de servicio, con media panza asomando por debajo de su vieja y ceñidísima camiseta de Led Zeppelin –¿la de su primer concierto?–, encogida varias tallas por las múltiples lavadoras que la han zarandeado a lo largo de los años. De esta guisa se asemeja a una morcilla, pero de algún modo la camiseta es una brida que sujeta a todo su ser, para que no se descomponga ni se escurra por los costados.
 
 
street market, Subotica, Vojvodina, Serbia (2022)