viernes, 23 de septiembre de 2016

la sociedad del exceso

No, no te basta con un simple teléfono móvil. Tiene que ser uno que cuesta un sueldo mínimo interprofesional. No, no corres. Eres runner. Y hasta que no consigas correr una maratón –¡qué digo una maratón, una ultra-trail!– no eres nadie. Eres un mierda. Y por supuesto, dicho hito debe quedar registrado en una app virguera de tu móvil que ha costado un sueldo mínimo interprofesional, para poder compartirlo con todos tus amigos y fardar en Instagram o la red social más de moda del momento, que vean lo guay que eres. ¡Qué coño con tus amigos! ¡Con todo el mundo! Y eso de ir en bici no es coger una cualquiera y dar un paseo por ahí con lo puesto. ¡Claro que no! Tienes que tener una bici de 2000 pavos, y todos los jodidos accesorios de la tienda, un exoesqueleto y una GoPro en el casco cromado, para grabar y fardar de nuevo, aunque solo salgas una hora al mes. Todas esas posesiones materiales para suplir tu vacío interior.
 

Marae in Koriniti, Whanganui River Road, Central North Island, New Zealand (2012)
 

lunes, 19 de septiembre de 2016

la infidelidad onírica

“Desconozco si será porque los espermatozoides caducan, pero lo cierto es que, consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente, debemos tener un orgasmo cada X tiempo. Si lo tenemos gracias a una sesión de sexo, fantástico. Porque lo malo de tenerlo tras un sueño erótico es que no podemos controlar con quién tenemos sexo en el sueño. O sea que, en el hombre emparejado, tener sexo –acompañado de la pareja o consigo mismo– es una necesidad, puesto que, de lo contrario, tarde o temprano se expone a cometer una infidelidad onírica. ¿Y tú no querrías que te fuese infiel, verdad, cariño?”, dijo él, cuando ella lo cazó masturbándose en la habitación una tarde que llegó antes de lo esperado.

Madrid (1998)

domingo, 11 de septiembre de 2016

el encinar oscuro y helado

Ya han pasado veinte años desde que corría a ciegas por un encinar oscuro y helado.
Ya llevo veinte años huyendo de esos muros, esos hongos y esos grafitis.
Huyendo de las promesas de la vejez y de los amigos, que son débiles y se derrumban pronto tras hacer lo que todos.
La gracia de volar un mundo para alejarse de aquéllos con los que uno quiere estar.
Ya hace veinte años de todo.
¿Es eso ser viejo? Darse cuenta de que todas las vivencias verdaderamente salvajes y excitantes que uno recuerda sucedieron veinte años atrás o más.
De cómo tu cerebro las construye y las destruye.
De cómo mueres lentamente sepultado por infinitas excusas para dejar de perseguir los sueños más tuyos.


somewhere near Les Planes d'Hostoles, La Garrotxa, Catalunya (2009)

jueves, 1 de septiembre de 2016

Posteconomía - 1 - Richer Sennett

“Richer Sennett […] ha tenido el acierto de describir la crisis actual con el ajustadísimo nombre de “capital impaciente”. Esa impaciencia es debida, en parte, a la imposibilidad ideológica y física de hacer reposar el capital fluctuante sobre algún sector productivo; la dificultad de que ese capital riegue, desde las nubosas alturas del mercado financiero, el campo de la economía productiva. Un capital ansioso que tiene, además, una característica muy particular: la reflexividad. Los precios financieros actúan a partir de una función auto-reflexiva […]. Esto quiere decir que el precio de un producto se fija según las expectativas de lo que ocurrirá con él mañana, pero esta acción modifica de inmediato el presente de lo tasado. Ese cambio inicia un nuevo proceso de estimación futura y un nuevo precio según: a) lo que se cree que sucederá, y b) lo que hacen hoy algunos agentes a partir de a). Es lo que se llama reflexión de segundo grado, que no tiene nada que ver con pensarse las cosas dos veces. La reflexividad de Soros es un motor burbujero de primer orden. […] El mercado, así entendido, no distribuye ni asigna recursos de manera racional, tal y como dicen los teóricos. Bombea impulsos y tiene pálpitos según ese extraño concepto del que hablaba Federico Rampini: el momentum investing, o lo que es lo mismo, “Que para ganar en la Bolsa no era necesario perder el tiempo en el análisis de las sociedades cotizantes; era necesario intuir a tiempo sobre qué títulos se estaba abalanzando la muchedumbre, hacerse transportar por la ola, entrar en la inevitable subida”.”

                                                 Posteconomía (Antonio Baños Boncompain)

miércoles, 31 de agosto de 2016

no need miss me

No need miss me. Always by your side. What I say is what I feel. It’s that simple. And, you know, for those who for so long have toured the land of the dead, the truth is water, the truth is surviving, the truth is non-negotiable. We don’t mess with that, you know, we honor it.

With your voice you seduced me, I gave my love to you, and no more insanity will ever flow freely across the nameless lagoon. The seeds of boredom will stock at its shore. The seeds of boredom will remain there for us to rejoice, you know. The wild, the wilderness, contained. Waiting. No need miss me. Always by your side.

The day we’ll meet again is the only thing that matters, the sole milestone. The day we’ll finally be together; the day we’ll leave the land of the dead; the day we’ll be allowed to be liars again. Our tears to travel forever. The red, harsh rocks to scream their most scary curse. The rocks to call us back. The wild, the wilderness, contained. Waiting for us. No need miss me. Always by your side.


Deed's Farm, Central North Island, New Zealand (2012)
 

jueves, 25 de agosto de 2016

dime algo que no haya oído ya

Recuerdo cuando te dije “Me pregunto si al final será verdad que el amor puede con todo. Me pregunto si podrá derruir incluso mis principios más implacables y tozudos, y todo el odio que nos rodea, que conspira para vernos fracasar. Dime algo que no haya oído ya, algo a lo que me pueda agarrar.”

Debes creerme… Justamente, no quería que pareciesen… pues eso, frases del script que un guionista amateur colgado entrega a un productor de cine, aprovechando un descuido suyo, en una película barata, pero justamente era eso lo que parecieron; ¿o no lo crees así?

Sin embargo, ni lo soy, ni lo quiero ser, un guionista colgado, ni que la nuestra sea una película barata. Y lo que dije lo pensaba de verdad. Pero, ¿estará ahí la odiosa rutina, para torpedear nuestros planes, para apoderarse de nosotros, para vengarse de nosotros? ¿Estará ahí también la realidad, para imponerse, para escupirnos al oído que creernos que podía ser diferente, que podíamos ser diferentes, no nos convertiría sino en iguales a los demás? Me pregunto si lo lograrán, o si por el contrario podremos doblegarlas… Dime algo que no haya oído ya, algo a lo que me pueda agarrar.


Lycée Français, Deux Plateaux, Abidjan, Côte d'Ivoire (2017)

los genes del dinero

La pobreza es un camión oxidado y sus mantas harapientas,
charcos, plástico, niños y otras mierdas en el barro,
casas de madera, uralita y cartón a medio terminar.

La pobreza huele a lejía, orines y hambre,
y mientras, ellos exhiben arrogantes y barrocos
los genes del dinero bajo sus trapos barnizados,
y ajenos al dolor bailan al son de la vida que se apaga.

lunes, 22 de agosto de 2016

somos líquidos

Somos dos líquidos entrelazados,
la pócima del olvido,
y el ser ya no importa, solo estar.

Dormir… no,
no es posible hacerlo
una noche que cambia una vida,
donde siento crujir
–el pavimento del futuro
que tengo por delante


dedicado a Paola
 
La Pyramide, Deux Plateaux, Abidjan, Côte d'Ivoire (2016)
 

jueves, 18 de agosto de 2016

trazas de metal


Trazas de metal. Bufón del dinero.
Rumor de las vías.
Sueños silenciosos, miradas perdidas,
y otras veces ávidas de provocación.
Vidas de lectura entrecortada.
Lo son por sombras persistentes;
páginas que se deshacen
cuando les devuelves tu comprensión.
 


Madrid (1999)