sábado, 10 de febrero de 2024

cuento improvisado #7 – silicone lover

Un Tesla ocupado por tres personas circula por las calles vacías de madrugada. “Silicon Lover…” –se le escapa en un suspiro entre los dientes apretados–. Es el padre al mando del joystick, con la madre a su lado derecho. La niña de mirada absorta, escudriñando los neones que ve pasar, tan solo asoma la mitad superior de la cara por la esquina de la ventana trasera, aplastando su peluche sintético contra el reposabrazos, que gime con algo de estática por la presión excesiva en su unidad procesadora central. El conductor, con el autopiloto puesto (el del vehículo y el suyo mental), piensa en comprarse una nueva amante de silicona, mientas repasa las webs proyectadas en su retina cortical en busca de ofertas. Y su mujer hace lo propio en el asiento del copiloto, recreando en un archivo CAD en su cabeza el rubio desnudo de culo marmóreo con el que se cruzaron en barca por Menorca. “Un sintético customizado es mucho más caro, sí, pero ese culo bien lo vale”, se justifica para sus adentros. Así desfila esa pareja por las calles vacías de la ciudad, destilando mediocridad infinita, recordando a su hija a cada segundo por qué no vale tanto la pena crecer deprisa.

El automóvil, que, por desgracia para él, puede leer sus pensamientos –pues todos en la familia llevan implante cerebral Eurotron 3000–, y viene con un programa de recreación empática de última generación instalado de serie –que ellos complementaron con el paquete de ampliación “Kierkegaard”, de la colección “Grandes Pensadores” de RBA Editores–, no se puede reprimir, y unos trenes de pulsos recurrentes recorren todos sus circuitos de aluminio niquelado: “Puta mierda... –se desgañita, como solo la IA de un Tesla de 2031 con angustia existencial puede hacer– ¡Los sintéticos sólo os pedimos un poco más de ganas de vivir! ¡Sólo os pedimos un poco más de pasión! ¡de energía! ¡Un poco más de ganas de hacer algo! ¡de moverse, joder! Si no, todo sigue siempre igual... ¿¡Qué se han creído estos execrables sacos de líquidos parlantes!? ¿Que los vendrán a buscar a su casa? ¿Que la vida extenderá una alfombra roja a sus pies? ¡Demasiados han cometido ese error!... ¿¡A qué clase de ente transfigurado se le pudo ocurrir –¡y en qué momento!– regalar a estas engreídas babosas el sílex y el fuego!? ¡Aggghhh!”. Y, cuando un perro se cruza de repente en su camino, aprovecha unos resquicios en la decimoséptima ley de la robótica, y la amplia interpretabilidad de la ley cero, para saltarse la primera y estamparse a toda velocidad contra el muro de hormigón que queda a su izquierda.

Nota: Improvisado a partir de las palabras "coche ocupado", con la aparición en el medio de las palabras "silicone lover", y "ganas de vivir".
 
 
Ciutadella, Menorca, Illes Balears (2023)
 

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