viernes, 15 de mayo de 2015

sólo hubo algo seguro

Sólo hubo algo seguro:
el malo siempre fuiste tú,
no importa cuán lejos
pudieran transportarme
tus constantes mentiras.
Te asombré, ¿no es así?
¿Asumiendo ausencia de riesgo?

Y te llamé todas las noches,
en tanto creía que no habría,
y aun así, bien lo sabes,
despierto yaciendo sobre
charco de mi propia sangre,
mezquina, espesa y amarga,
humedeciendo mis labios.

Con el alma,
sucia, a tus pies,
el orgullo roído
a sendos lados,
y el cráneo partido,
mitad en cada mano.

Ya derecho, alzándolas,
reclamo comprensión y ayuda,
sintiéndome derrotado,
pues la certeza es que de ti,
que me rodeas, no llegarán.


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