sábado, 14 de febrero de 2015

en la habitación

Dos manos poderosas me agarran de la nuca y me oprimen contra el colchón. La cama no puede tener brazos, y no puede haber nadie más en la habitación, pero la presión es demasiado real.

A continuación tengo sueños como chispazos, infinitamente cortos, pero en los que suceden muchas cosas. Veo gente que se acerca desde la lejanía como si estuvieran encadenados en una película en fast motion. Las risas macabras les preceden, y llegan a mis oídos en forma de oleadas de intensidad creciente. Sus movimientos se ralentizan conforme se aproximan, pero sigo sin poder moverme, sujetado por las manos. Las hileras blancas de dientes no se detienen del todo, y crecen hasta colisionar con mi cara.


La Cantina Catrina, Malasaña, Madrid (2023)
 

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