lunes, 15 de noviembre de 2010

el viaje de la plancha

La plancha de Pedro hace tiempo que desea huir, está cansada de ver siempre las mismas camisas. Al menos dos cosas la retienen: la primera es la escasa longitud de su cordón umbilical; la segunda, el volumen de su depósito tan pequeño, en el que cabe muy poca agua, y la inquietante incertidumbre al respecto de si puede proseguir su camino y sobrevivir sin uno ni la otra.

Afligida, desde su prisión figurada, observa el horizonte. No puede apartar de su cabeza la visión de los cadáveres de sus amigos peine y secador, que cree que perecieron en sus respectivos intentos de fuga, tiempo atrás, pues no volvió a recibir noticias suyas.

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