Las hienas son nada,
palabra es de todos.
Vicios de dominio público,
marcas sin freno.
Voceros abanderados,
sus cántaros llenos,
quebrántese su voluntad.
Majadero que desconoces el techo,
no temes a los rincones sin sombra,
y bebes la brea de mi aliento.
Ven, te ruego, ayúdame,
engarza con tu azada
a esos bribones.
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