Desde que nací –desde que nos conocimos–,
el devenir ha fluido como una larga despedida;
los momentos, una lenta procesión
de centenas de miles de hormigas
que la enfermedad ha acentuado,
alargando los fonemas, nuestras palabras,
hasta hacerlas inabarcables,
incomprensibles para nadie;
se ahonda así la incapacidad de entendernos,
y la decrepitud, más allá de compartir un buen chuletón,
pues no es posible encauzar los sentimientos,
indomables, inestables, arbitrarios
y devastadores como todos los desastres naturales.
Es un mundo que se acaba, un olivo sin flor,
el bosque que ha perdido el verde,
tu media sonrisa en el retrovisor,
el tiempo en que nos vimos;
este mundo que se acaba, y nadie lo filmó,
un velero que zarpó hace mucho,
un velero en perpetua ceñida a contraviento.
sábado, 23 de abril de 2022
una larga despedida
miércoles, 20 de abril de 2022
oikumene 19 - cuando te buscábamos
lunes, 11 de abril de 2022
bestiario de Tolkien – 4 – los Quinquenios y Sexenios
En tiempos que se pierden en la memoria, en el lejano reino de los hombres de Númenor, los Sexenios y Quinquenios, abominaciones demoníacas gestadas en las tripas de Aqu, cometieron por doquier execrables actos de muerte, vileza y destrucción, y, sin duda alguna, ningún fidalgo deseare ver hoy los susodichos engendros morando nuevamente en nuestros campos y ciudades. Si mintiere al decir esto, a Eru ruego partiese con un rayo mi gaznate, en tantos pedazos como orcos hubieren acampado a las puertas de Gondor, en el legendario asalto de la Ciudadela en los tiempos de la Comunidad del Anillo.
Según cuentan los viejos del lugar, los Sexenios y Quinquenios considerábanse campeones del mal entre los innumerables complementos salariales que asolaron la Tierra Media en la Segunda Era, malignos cánceres que lentamente sangraron y devoraron desde dentro al desdichado Sector Público, para regocijo de su ruín madre Aqu, que Sauron no dudó en ganar pronto para su causa, para desgracia de las buenas gentes allende los mares, puesto que, guiados por la mano de Mordor, corrompiose así, por obra y gracia suya, la sana convivencia en innumerables plazas, y durante demasiados infortunados decenios, moraron numerosos, esos parásitos, asolando las vidas y tierras de muchos y muy humildes gentiles.
Nota: todas las entradas del Bestiario de Tolkien aquí: https://joseirojas.blogspot.com/2024/06/bestiario-de-tolkien.html
la breve y bizarra vida de Pedro Pedersen
la breve y bizarra vida de Pedro Pedersen:
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domingo, 10 de abril de 2022
el triángulo virtuoso
El bardo nos lo hizo creer, nos convenció que nos movíamos siempre como ratas de laboratorio en el interior de un triángulo virtuoso, pero en realidad es un triángulo con los vértices ocupados por personas a cada cual peor: en el primero, las personas demasiado a menudo demasiado enamoradas de sí mismas; en el segundo, las personas tóxicas, y no me refiero a las que escupen en tu copa, o que fuman en exceso, sino las que envenenan tus oídos día tras día, y, a la postre, tu cerebro; y finalmente, en el tercero, las personas que no son personas, sino más bien minas antipersona, que te estallan en las narices en cuanto las pisas, llevándose consigo tu tren inferior, y alguna que otra porción de tus intestinos bajos.
Nunca me contaste en cuál de esas categorías me habías clasificado, y eso que dijimos que siempre intentaríamos ser sinceros el uno con el otro. No es que estuvieses obligada a ello, por supuesto, pero seguramente nos hubiera facilitado la vida. Tal vez yo hubiese entendido mejor qué mezquino comportamiento esperabas de mí, y el verbalizarlo en voz alta, te podría haber ayudado a blindarte mejor ante la mierda que posiblemente iba a llover.
¿O es que no cuadraba con exactitud en ninguno de los tres arquetipos, basculando en el baricentro de dicho triángulo, y por ello dejaste correr el tiempo, sin decidirte a comentármelo? Eso me parece más comprensible. Yo también hubiera dudado. Pero que no me clasificases, o que no me dijeses dónde me habías clasificado, no iba a ser un freno –ni lo fue– para tener el comportamiento mezquino que me correspondía. Eso también es comprensible, y no deberías haber esperado otra cosa. "Parasitaré tus sueños", te dije, "está en mi naturaleza", y eso es algo que no puedo controlar, del mismo modo que el tiburón tigre no puede evitar comerse a sus hermanos y hermanas, mientras aún está dentro del útero.
Nota: la versión
original, improvisada y sin trabajar, de esta nota,
rescatada de un audio moribundo que grabé la noche anterior cuando me
estaba durmiendo, se puede ver en el link: https://joseirojas.blogspot.com/2022/07/el-triangulo-virtuoso-version-original.html