que separan cordura e impiedad, delirio y defunción,
palabras de punta de acero, hilos y pluma
chocan con personas que no quieren levantar el puño del trazado.
Y es así que ellas se desvanecen, con elegante resuello y prisa pausada.
No es sólo de su sonrisa y trato afable
que a poco quedo huérfano,
sino que pierdo la colección infinita
de paisajes y lamentos que sus ojos encierran,
de tristes despedidas y reencuentros.
dedicado a mi abuela: Teresa Pastor Godina
somewhere in France, sometime in a summer of 1985 to 1990
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