domingo, 12 de julio de 2015

se faz tempo

Se faz tempo
que ultrapassei a fronteira,
ja não me lembro.

Se perdi parte de mim
no caminho, não sei.

Este tem sido comprido,
e ainda ninguem
tem a certeza se ja terminou.


Benavila, Alentejo, Portugal (2012)
 

envejecido

blando entre el pelotón,
era timorato con mi escalpelo,
pero supe antes que nadie
quién era el impostor.

Fue la sureña de rostro cifrado,
aquélla que nos secuestró
con su mirada desafiante;
ese alud de lodo que inundó
el valle entre nosotros.

Antares

Antares, elle allume le verre blanc
du vin qu’on partage.
Environ, les autres sorcières
dansent encore au son
de la musique pas fatigant.
Et parfois tout me ressemble
assez vécut.

magra i sense lluentor

Magra i sense lluentor,
així es lleva
i de por em parla.

Som vora vella follia,
que l’ànsia embolcalla
i ens retreu amb veu crua.

Rema amb ràbia, meua dama,
que així encens
les simes dorades dels bressols.


Japan club, Barcelona, Catalunya (2002)
 

vuelvo hacia lejos de ti

Se envuelve en su piel.
Se pierde en su piel.
Y quiere respirar su mismo aire.

Vuelvo hacia lejos de ti.
Lugar al que no quiero llegar.


el hombre de piedra - 1

El hombre de piedra permanece inmutable
Se tapa los oídos con violencia,
pero las palabras de ella

se cuelan por las grietas en su piel basáltica.
De noche se hielan,
y el hombre de piedra se resquebraja.

Nota: ver el resto de la colección de notas sobre Siria, beso de una tierra que se marchita, en este link: https://joseirojas.blogspot.com/2015/07/notas-de-siria-beso-de-una-tierra-que.html



el hombre de piedra en su cubo de cristal, Barcelona (2014)
 

globo negro de helio

En la ciudad de los hombres reprimidos,
cada uno pasea su tumor
como un globo negro de helio
flotando elevado tras de sí.
El globo tensa la correa
que lo une al cuello de su propietario
cuando éste hace movimientos bruscos,
como, por ejemplo, para demostrar admiración,
o para recoger algo del suelo.



los lugares donde residí

El techo abuhardillado,
los lugares donde residí.
Tuve varios amores
(si mal no recuerdo).
Ya nunca nada es nítido;
cuanto dejo atrás,
no tiene forma,
y sin embargo lo añoro.
Todo tiempo pasado
sólo es olvido,
y a pesar de ello,
siempre luce mejor.

 
Banff, Alberta, Canadian Rockies, Canada (2008)
 

notas de Siria - beso de una tierra que se marchita

 

Animista como sus antepasados.
Permanece inmóvil frente a su querido mar.

***


El materialismo oxida el alma y destripa la inocencia.
Tristes títeres sin intestinos amantes del dinero.
Combustible de la ignorancia irascible.

***


La única respuesta que se repite
como una constante en todos los viajes.
Somos iguales. No hay más.
de todos sus lugares y sus gentes.
Con todo lo que ello implica.

***

Muera la avaricia de los hombres, los gobiernos y los países.

***

Beso de una tierra que se marchita, mientras espera que el mundo le brinde un poco de compasión.

***


Los engranajes del vetusto tren protestan por un aumento de sueldo.
Encuentran el apoyo del lodo y la roca calcárea a su paso por Deir Mar Samaan.
La ventana tiñe de oscuro el último baño de luz, que persigue a un paisaje que se aleja.

***

El mundo parece de juguete y corre a sus pies.

***


El hombre de piedra permanece inmutable
en su cubo de cristal.
Se tapa los oídos con violencia,
pero las palabras de ella
se cuelan por las grietas en su piel basáltica.
De noche se hielan,
y el hombre de piedra se resquebraja.

***


Testigos para siempre de las dunas
en su vasto lago de arena.
Por las noches la historia y las estrellas
los arropan con sus pieles beduinas.
Herederos de cien culturas y credos.
En medio de todos, a salvo en un cañón invisible.

***


El velo pintado, la prueba de muerte.
Respuesta añorada.
Filtro azabache y bozal a su perversión.

 

sábado, 16 de mayo de 2015

el Mister Dollar

Es un puente. La ciudad está vacía. De los centenares de ideas estúpidas que rondan sus cabezas a cada segundo, sólo unas pocas dan en el blanco, y, entre ellas, algunas llegan a colarse entre sus filtros de estupidez, averiados desde que pisaron el mundo, para lograr materializarse. Ese día, una de estas afortunadas es terminar todas las botellas de whisky de fiestas anteriores que siempre se amontonan en el mueble bar –idea muy estúpida, sí, pero, por otro lado, una que pasa los filtros muy habitualmente–, y, la otra, ir al Mister Dollar, un local de striptease donde uno puede ahogarse en metal, bajo la luz de infinitos neones de rosa, y la atenta mirada de las rubias explosivas de pelos cardados en los posters más deseados por los camioneros de los ochenta.

La elección no es casual. Habían pasado ya muchos años de eso, pero el Mister Dollar era el lugar en el que, estando en el instituto, se prometieron perder la virginidad, si tal cosa no había sucedido antes de cumplir los 18 –promesa estúpida, sí, pero, por otro lado, y a juzgar por la abundancia de películas del estilo de American Pie, muy habitual–. En su infinita inocencia, ni siquiera eran conscientes de la imposibilidad de cumplir tal propósito en un bar de striptease decadente, tanto por el hecho que ahí no se hacen esa clase de trabajos, como, obviamente, por su minoría de edad, si iban antes de los 18. Así pues, ahí están, por fin, unos 12 años después de hacerse la estúpida promesa. Por supuesto ninguno es ya virgen, pero cómo lo lograron… eso es otra historia.

Cuando das vueltas por la ciudad, crees que todo está en harmonía con tus biorritmos, que todos duermen y trabajan a la vez, que los extras de tu vida aguardan estoicamente en habitaciones, armarios, guaridas y rincones a que aparezcas por ahí. En cualquier caso, es fácil olvidar que las chicas del Mister Dollar no son personas alegres y promiscuas que te acompañan desinteresadamente, sino empleadas, y, por tanto, que también libran, enferman y se cogen días de fiesta. Así, al llegar a ese antro nos llevamos la desagradable sorpresa que está desierto.

Dos megalómanos colgados sin nada que hacer, un puente en el que la ciudad está muerta. Solos en ese agujero –salvo por un par de porteros y dos chicas charlando que nos les prestan la menor atención–, sentados en el centro de unas hileras de butacas vacías, ante una pantalla gigante en la que una cuenta atrás informa aparentemente del tiempo restante para la próxima actuación, mientras muestra imágenes de peep-shows como el que presumiblemente seguirá –se entiende, para lubricar la lívido de la audiencia–, pero que en realidad vuelve a empezar desde el principio cada vez que alcanza cero, sin que nada cambie.
 

Copenhagen/Kovehaun, Denmark (2009)
 

la inmensa suerte

Se lamenta a menudo, él,
que debería sin embargo
apreciar, como se merece,
la inmensa suerte
de sobrevivir a la infancia,
la adolescencia y los veinte,
con tan escaso peaje
como son sólo la mitad de las neuronas.

camí de ronda, Sant Pol-S'Agaró a Sa Conca, Catalunya (2023)


viernes, 15 de mayo de 2015

ladrillos temporales

La mejor frase que jamás solté a una chica en una discoteca fue “Eres muy guapa, pero ahora tengo que bailar”. Encierra una paradoja inmensa, y resume a la perfección la tragicomedia de mis intentos de ligar con desconocidas.

* * *

Jamás olvidaré la noche que intercambiamos las chaquetas, mujer de la chaqueta azul.
Eres el hilo conductor de todo.

* * *

Con la mano izquierda envuelvo la taza intentando absorber todo el calor. Con la derecha manejo la cuchara y revuelvo el café como si dispusiera de la eternidad para ello. Pienso que, demasiado a menudo, es mejor no disponer de tiempo para detenerse a pensar.


John Talabot, Sonar nit, Barcelona (2018)

entre verdes gramíneas

Nada pesaroso el campesino
Brazos extendidos y así las peina,
su persona siendo tamiz de amplia holgura.
Los senderos quedaron maltrechos,
y los campos le son desconocidos,
a pesar de labrarlos tantas veces.


el globo ocular

El globo ocular,
el rugir del andén vacío,
la melodía en la cabeza,
la proximidad de los otros,
abrasiva y repugnante,
la burla insidiosa
del tren que no para,
los años regalados
que no los aprecia.
 

within the eye (2006)
Note: drawing done with my left hand; belongs to a series of drawings entitled "mundo siniestro"
 

born to perpetuate it

Nobody told the boy
he’d end up swallowed
by the thousand million men
who never wanted
anything hard enough.

The warrant of mediocrity,
born to perpetuate it.
You, please, call his parents
and explain that shit again.

sólo hubo algo seguro

Sólo hubo algo seguro:
el malo siempre fuiste tú,
no importa cuán lejos
pudieran transportarme
tus constantes mentiras.
Te asombré, ¿no es así?
¿Asumiendo ausencia de riesgo?

Y te llamé todas las noches,
en tanto creía que no habría,
y aun así, bien lo sabes,
despierto yaciendo sobre
charco de mi propia sangre,
mezquina, espesa y amarga,
humedeciendo mis labios.

Con el alma,
sucia, a tus pies,
el orgullo roído
a sendos lados,
y el cráneo partido,
mitad en cada mano.

Ya derecho, alzándolas,
reclamo comprensión y ayuda,
sintiéndome derrotado,
pues la certeza es que de ti,
que me rodeas, no llegarán.


el viaje intemporal

La nostalgia, me bebo,
ese orujo destilado
del pasado que no pude completar.

Compañera y digestivo
hacia el viaje intemporal.
Unas veces más aquí,
a tocar de pies y, otras muchas,
el recuerdo lejano y diminuto,
pero que siento siempre junto a mí.


el viaje intemporal (2021)

el turista hijo de Narciso

El turista hijo de Narciso,
armado con su réflex
y la lonely planet en mano.
Sin duda el más intrusivo,
carente de saber estar,
y con aquél ansia,
de colmar imposible,
por ser el único y el primero
en desvirgar todos los lugares.


Jodhpur, Rajastan, India (2010)
 

sábado, 14 de febrero de 2015

un extraño que despierta

Despierto en un lugar oscuro, que no es el mío habitual.
Uno que despierta en un lugar extraño.
Desorientado, sigo con los ojos los caminos poligonales
de las rendijas de luz en las contraventanas.
Intento hacerme una composición del lugar:
busco algún detalle familiar en las siluetas de los muebles y otras sombras.
Me cuesta. Noto la inercia de mis pensamientos,
que se resisten a ponerse en movimiento.
Un extraño que despierta en un lugar.


Convento de Cristo, Tomar, Portugal (2010)
 

en la habitación

Dos manos poderosas me agarran de la nuca y me oprimen contra el colchón. La cama no puede tener brazos, y no puede haber nadie más en la habitación, pero la presión es demasiado real.

A continuación tengo sueños como chispazos, infinitamente cortos, pero en los que suceden muchas cosas. Veo gente que se acerca desde la lejanía como si estuvieran encadenados en una película en fast motion. Las risas macabras les preceden, y llegan a mis oídos en forma de oleadas de intensidad creciente. Sus movimientos se ralentizan conforme se aproximan, pero sigo sin poder moverme, sujetado por las manos. Las hileras blancas de dientes no se detienen del todo, y crecen hasta colisionar con mi cara.


La Cantina Catrina, Malasaña, Madrid (2023)