sábado, 16 de mayo de 2015

el Mister Dollar

Es un puente. La ciudad está vacía. De los centenares de ideas estúpidas que rondan sus cabezas a cada segundo, sólo unas pocas dan en el blanco, y, entre ellas, algunas llegan a colarse entre sus filtros de estupidez, averiados desde que pisaron el mundo, para lograr materializarse. Ese día, una de estas afortunadas es terminar todas las botellas de whisky de fiestas anteriores que siempre se amontonan en el mueble bar –idea muy estúpida, sí, pero, por otro lado, una que pasa los filtros muy habitualmente–, y, la otra, ir al Mister Dollar, un local de striptease donde uno puede ahogarse en metal, bajo la luz de infinitos neones de rosa, y la atenta mirada de las rubias explosivas de pelos cardados en los posters más deseados por los camioneros de los ochenta.

La elección no es casual. Habían pasado ya muchos años de eso, pero el Mister Dollar era el lugar en el que, estando en el instituto, se prometieron perder la virginidad, si tal cosa no había sucedido antes de cumplir los 18 –promesa estúpida, sí, pero, por otro lado, y a juzgar por la abundancia de películas del estilo de American Pie, muy habitual–. En su infinita inocencia, ni siquiera eran conscientes de la imposibilidad de cumplir tal propósito en un bar de striptease decadente, tanto por el hecho que ahí no se hacen esa clase de trabajos, como, obviamente, por su minoría de edad, si iban antes de los 18. Así pues, ahí están, por fin, unos 12 años después de hacerse la estúpida promesa. Por supuesto ninguno es ya virgen, pero cómo lo lograron… eso es otra historia.

Cuando das vueltas por la ciudad, crees que todo está en harmonía con tus biorritmos, que todos duermen y trabajan a la vez, que los extras de tu vida aguardan estoicamente en habitaciones, armarios, guaridas y rincones a que aparezcas por ahí. En cualquier caso, es fácil olvidar que las chicas del Mister Dollar no son personas alegres y promiscuas que te acompañan desinteresadamente, sino empleadas, y, por tanto, que también libran, enferman y se cogen días de fiesta. Así, al llegar a ese antro nos llevamos la desagradable sorpresa que está desierto.

Dos megalómanos colgados sin nada que hacer, un puente en el que la ciudad está muerta. Solos en ese agujero –salvo por un par de porteros y dos chicas charlando que nos les prestan la menor atención–, sentados en el centro de unas hileras de butacas vacías, ante una pantalla gigante en la que una cuenta atrás informa aparentemente del tiempo restante para la próxima actuación, mientras muestra imágenes de peep-shows como el que presumiblemente seguirá –se entiende, para lubricar la lívido de la audiencia–, pero que en realidad vuelve a empezar desde el principio cada vez que alcanza cero, sin que nada cambie.
 

Copenhagen/Kovehaun, Denmark (2009)
 

la inmensa suerte

Se lamenta a menudo, él,
que debería sin embargo
apreciar, como se merece,
la inmensa suerte
de sobrevivir a la infancia,
la adolescencia y los veinte,
con tan escaso peaje
como son sólo la mitad de las neuronas.

camí de ronda, Sant Pol-S'Agaró a Sa Conca, Catalunya (2023)


viernes, 15 de mayo de 2015

ladrillos temporales

La mejor frase que jamás solté a una chica en una discoteca fue “Eres muy guapa, pero ahora tengo que bailar”. Encierra una paradoja inmensa, y resume a la perfección la tragicomedia de mis intentos de ligar con desconocidas.

* * *

Jamás olvidaré la noche que intercambiamos las chaquetas, mujer de la chaqueta azul.
Eres el hilo conductor de todo.

* * *

Con la mano izquierda envuelvo la taza intentando absorber todo el calor. Con la derecha manejo la cuchara y revuelvo el café como si dispusiera de la eternidad para ello. Pienso que, demasiado a menudo, es mejor no disponer de tiempo para detenerse a pensar.


John Talabot, Sonar nit, Barcelona (2018)

entre verdes gramíneas

Nada pesaroso el campesino
Brazos extendidos y así las peina,
su persona siendo tamiz de amplia holgura.
Los senderos quedaron maltrechos,
y los campos le son desconocidos,
a pesar de labrarlos tantas veces.


el globo ocular

El globo ocular,
el rugir del andén vacío,
la melodía en la cabeza,
la proximidad de los otros,
abrasiva y repugnante,
la burla insidiosa
del tren que no para,
los años regalados
que no los aprecia.
 

within the eye (2006)
Note: drawing done with my left hand; belongs to a series of drawings entitled "mundo siniestro"
 

born to perpetuate it

Nobody told the boy
he’d end up swallowed
by the thousand million men
who never wanted
anything hard enough.

The warrant of mediocrity,
born to perpetuate it.
You, please, call his parents
and explain that shit again.

sólo hubo algo seguro

Sólo hubo algo seguro:
el malo siempre fuiste tú,
no importa cuán lejos
pudieran transportarme
tus constantes mentiras.
Te asombré, ¿no es así?
¿Asumiendo ausencia de riesgo?

Y te llamé todas las noches,
en tanto creía que no habría,
y aun así, bien lo sabes,
despierto yaciendo sobre
charco de mi propia sangre,
mezquina, espesa y amarga,
humedeciendo mis labios.

Con el alma,
sucia, a tus pies,
el orgullo roído
a sendos lados,
y el cráneo partido,
mitad en cada mano.

Ya derecho, alzándolas,
reclamo comprensión y ayuda,
sintiéndome derrotado,
pues la certeza es que de ti,
que me rodeas, no llegarán.


el viaje intemporal

La nostalgia, me bebo,
ese orujo destilado
del pasado que no pude completar.

Compañera y digestivo
hacia el viaje intemporal.
Unas veces más aquí,
a tocar de pies y, otras muchas,
el recuerdo lejano y diminuto,
pero que siento siempre junto a mí.


el viaje intemporal (2021)

el turista hijo de Narciso

El turista hijo de Narciso,
armado con su réflex
y la lonely planet en mano.
Sin duda el más intrusivo,
carente de saber estar,
y con aquél ansia,
de colmar imposible,
por ser el único y el primero
en desvirgar todos los lugares.


Jodhpur, Rajastan, India (2010)
 

sábado, 14 de febrero de 2015

un extraño que despierta

Despierto en un lugar oscuro, que no es el mío habitual.
Uno que despierta en un lugar extraño.
Desorientado, sigo con los ojos los caminos poligonales
de las rendijas de luz en las contraventanas.
Intento hacerme una composición del lugar:
busco algún detalle familiar en las siluetas de los muebles y otras sombras.
Me cuesta. Noto la inercia de mis pensamientos,
que se resisten a ponerse en movimiento.
Un extraño que despierta en un lugar.


Convento de Cristo, Tomar, Portugal (2010)
 

en la habitación

Dos manos poderosas me agarran de la nuca y me oprimen contra el colchón. La cama no puede tener brazos, y no puede haber nadie más en la habitación, pero la presión es demasiado real.

A continuación tengo sueños como chispazos, infinitamente cortos, pero en los que suceden muchas cosas. Veo gente que se acerca desde la lejanía como si estuvieran encadenados en una película en fast motion. Las risas macabras les preceden, y llegan a mis oídos en forma de oleadas de intensidad creciente. Sus movimientos se ralentizan conforme se aproximan, pero sigo sin poder moverme, sujetado por las manos. Las hileras blancas de dientes no se detienen del todo, y crecen hasta colisionar con mi cara.


La Cantina Catrina, Malasaña, Madrid (2023)
 

guerrilla

Los domingos, sobre un pez globo tuerto.
De nuevo arrugado, reseco,
y a la vez empapado de alcohol,
como la menta en mi mojito de terraza cutre,
regentada por oportunistas incompetentes.

En mi interior, una guerrilla
lucha por librarse de mí.
Puedo oír el silbido de los proyectiles,
y sentir como se incrustan en mi córtex.

Nos veo con 50 años sentados en un banco
(¿o es otro con el que estás?).
Bueno, lo que quiero decir
es que la escena me enternece tanto
que quiero llamarte para follar.


restaurant in Paris, France (2008)
 

tiro de mi memoria

Por las mañanas, como un Sócrates con resaca,
sólo sé que no recuerdo nada.
Jamás despertar fue tal aventura,
me digo, parodia de mi mismo:
¿dónde?
¿cuándo?
¿con quién?
¿con qué ropa?
¿con qué heridas?
Tiro de mi memoria pero ella tira con más fuerza.
Y dudo aún si esto me agrada o me asusta.


sigo rumbo a ese lado

De joven, camino hay parte,
y sigo rumbo a ese lado.
Arte haces de todo, virgo,
que, con tus ensoñaciones,
roto me tienes y sin estandarte.

Escarbo y te robo en bajo.
Busco esos besos velados
para que existamos de nuevo,
tiranos de aquéllos que trajeron consigo
la historia no escrita de nuestra traición.


Qal'at Salah al-Din (Sahyun Castle, also known as the "Castle of Saladdin"), Orontes river valley, Syria (2010)

no sólo lo dejaste a él

No sólo lo dejaste a él,
cuando tu cabellera
desafió a Céfiro.
Me dejaste a mí también.

Los motivos siempre
fueron lo de menos.
Ese era nuestro incendio,
las lenguas que recorrieron
con insidia nuestros cuerpos,
mi piel que te llevaste
bajo las uñas,
las lágrimas tras tus huellas.


el último trago

No quería haber tomado el último trago sin saber que era el último.
Quería tomar el último trago siendo plenamente consciente de que iba a ser el último.
Quería escenificar el fin de ese hábito.
Se trataba de recrearse en tal acto de clausura,
para poder ubicarlo mejor en el espacio y en el tiempo.
Se trataba de asegurar que ninguno de los rincones de mi mente
alegase no haber estado presente.
Y por eso tomé uno más, y provoqué su enfado.
No juzgo al vicio, el vicio me juzga a mí.


København/Copenhagen, Denmark (2011)
 

sus ideas se cuecen a fuego lento

Sus ideas se cuecen a fuego lento, mientras ignora a los mendigos y sus carros.
El humo que emana de sus cabellos se mezcla con la polución y las sirenas.
Atraviesa las calles como un rompehielos en dirección a aquel pequeño bar en el que han quedado.
Por el camino se detiene en seco enfrente de otro. Observa a algunas parejas en su interior a través del cristal. A nadie parece importarle. Aunque algunas personas clavan su mirada en ella esporádicamente, está segura que en realidad observan su reflejo en ese espejo improvisado que es la ventana con la noche a sus espaldas.
Baja la vista al suelo y vuelve sobre sus pasos. Hoy tampoco hablará con él.


Kitsilano, Vancouver, British Columbia, Canada (2008)
 

fantasía y fiera de tu rostro

Fantasía y fiera de tu rostro.
Tortura sin mácula de un ideal de belleza.
Parásito de mi emoción.
Mendigas la primera de tus gracias,
mi hermana que de nuestra pasión vives falta.
Lloro. ¿Qué crees? Desconoces qué recuerdo de ese amor.


el esclavo de sus errores – 1

Una semana en la vida del esclavo de sus errores.

día 1
Me despierto por la mañana.
Mi cabeza repasa 2.839.565 errores de los 3.126.087 que he cometido en la vida.
Abro el grifo. Recuerdo el error número 1.250.727 y el error 1.250.728.
Cometo el error número 3.126.088, y los errores 3.126.089 y 3.126.090.
Mientras como con los compañeros del trabajo, no llego a tiempo para ahogar un grito que emerge al recordar el error número 2.129.091. Un amigo me pregunta que qué me pasa. Le digo que nada, sólo que pienso en voz alta.
Me tumbo en la cama. Quiero dormir.
Mi cabeza repasa 741.993 errores de los 3.126.090 que he cometido en la vida.

día 2
Me despierto por la mañana.
Mi cabeza repasa 3.599 errores de los 3.126.090 que he cometido en la vida.
Golpeo el armario con el puño al recordar el error número 3.126.088.
Recordar el error número 212.556 provoca que cometa el error número 3.126.093.
A lo largo del día he cometido los errores número 3.126.091 a 3.126.099.
Me tumbo en la cama. Quiero dormir, pero el error número 3.126.088 no me deja.

día 3
Me despierto por la mañana.
Mi cabeza repasa 4 errores de los 3.126.099 que he cometido en la vida. Parece que hoy será un buen día.
Camino por la calle. Recuerdo el error número 7.812 y los errores 1.027 a 1.033.
La charla con un amigo me recuerda lo estúpido que fui al cometer el error número 3.125.912.
A lo largo del día he cometido los errores número 3.126.099 a 3.126.128.
Me tumbo en la cama. Quiero dormir.
Estoy tan cansado que lo logro.

día 4
Me despierto por la mañana.
Mi cabeza repasa 6 errores de los 3.126.128 que he cometido en la vida. También hoy parece que será un buen día.
Cometo los errores número 3.126.129 a 3.126.154, y, cuando creía que ya no iba a cometer más, caen también los errores 3.126.155 y 3.126.156. Este último me bloquea en medio de una reunión.
Me tumbo en la cama. Quiero dormir.
Mi cabeza repasa 2.931.337 errores de los 3.126.156 que he cometido en la vida, y encima no consigo exorcizar de mi cabeza una odiosa melodía de reggaeton que alguien tarareó a mediodía. No puedo dormir.
Al final resultó ser un día de mierda.

día 5
Me despierto por la mañana. Estoy muy cansado. La odiosa melodía retoma su paso desde la nota exacta en que se quedó la noche anterior.
Mi cabeza repasa 516.750 errores de los 3.126.156 que he cometido en la vida.
Sin percatarme, gruño de forma audible en el metro al recordar el error 1.089.411. La mujer a mi lado me mira.
Ya al anochecer, me molesta darme cuenta que he logrado vivir 8 horas sin pensar en ningún error, porque ello supone recordar uno inmediatamente, y que esas horas no sean más.
A lo largo del día he cometido los errores número 3.126.157 a 3.126.179.
Me tumbo en la cama. Quiero dormir. Esta vez tampoco pienso en ningún error.

creo, luego existo - Descartes today

Descartes, hoy: "Compro, luego existo" o "Cuelgo videos en Tik Tok, luego existo".
Descartes today: I buy, therefore I am.

...cuando debería ser: Creo, luego existo.
...when it should better be: I create, therefore I am.

(my own sayings, paraphrasing Descartes)


Libres son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan, no quienes obedecen. Enseñar es enseñar a dudar.
        (Eduardo Galeano)

Tenemos necesidad de lo inútil como tenemos necesidad, para vivir, de las funciones vitales esenciales         (Nuccio Ordine)

La poesía, la necesidad de imaginar, de crear es tan fundamental como lo es respirar. Respirar es vivir y no evadir la vida.
        (Eugène Ionescu)


Santiago de Compostela, Galicia, Spain (2023)