Aún no he logrado asimilar [ni lo lograré nunca; ya estamos a 2024] cómo hemos podido permitir que los hechos se hayan desarrollado de este modo. Me explico, la grotesca avidez y falta de escrúpulos del sistema financiero ha provocado una crisis global sin precedentes. Los políticos, en el clímax de la alarma social, nos prometieron refundar el capitalismo o incluso cambiar el modelo productivo [Sarkozy y Zapatero, por ejemplo]. Pues bien, no sólo no lo han hecho –primera mentira por su parte–, sino que han acudido al rescate de los causantes de la crisis, inyectándoles una cantidad de dinero nunca antes imaginada, a un interés nulo o simbólico. Y ya vamos por la segunda mentira, ya que, antes, todos siempre nos decían que no había dinero para nada (sobre todo, para los asuntos que a nosotros nos parecen verdaderamente importantes, como el desarrollo, educación, sanidad, investigación…), y sin embargo, en este caso, parece que no les haya costado mucho reunirlo [si hay algo importante que he aprendido a lo largo de mi vida, es que, cuando la clase política te dice que no hay dinero para hacer esto o lo otro, es que no quieren hacerlo, porque, cuando quieren y les interesa, el dinero sale de debajo de las piedras; es decir, cuando hay voluntar política, todo es posible].
Siguiendo en esta línea,
en un escenario de crisis económica, para vergüenza de todos, el presupuesto militar global para el 2009 aumentó un 6% con respecto a 2008, hasta situarse en 1.531.000 M$, según datos de Naciones Unidas. Pero ahí no acaba todo, puesto que, en lo que parece una broma imposible de tragar, ante la eventual fallida de algunos Estados, la banca ha acudido a su rescate prestándoles el dinero que los Estados le habían regalado, ¡pero con intereses a precio de mercado (esto es, nada más y nada menos, el pelotazo/estafa del milenio)!
El problema es que
la sociedad occidental está demasiado acomodada como para poner en marcha una revolución que termine con estos desmanes del poder político y económico. Y tampoco aquí, por culpa de nuestra ley electoral (con sus listas cerradas, circunscripciones, etc.) usaremos bien nuestra única herramienta de castigo, el voto, ya que la gran mayoría volverá a votar condicionada por “el miedo a que gobierne X” o con objeto de que “su voto sea útil” (mirándolo bien, parece que nuestro voto siempre acaba siendo “inútil”).
Las sociedades más inteligentes han comprendido esto último, y por eso en Reykjavik, por ejemplo, el alcalde ahora es un reputado cómico Islandés [y en Ucrania, muchos años después, ha pasado lo mismo con el Presidente]. Pero no, el cambio en la mayor parte del mundo occidental parece sólo plausible en el futuro si ocurre una grandísima catástrofe, que con un poco de suerte para todos vendrá en la forma de los efectos derivados del cambio climático, si el petróleo no se acaba antes.
Nota: [texto de 2010; comentarios añadidos en 2023-24: el problema es que el cambio, por desgracia, parece más que irá hacia autoritarismos exacerbados permitidos por la sociedad en nombre de la seguridad colectiva, autoritarismos que ya empiezan a asomar la patita en muchos países occidentales; ¿por qué cuando la gente quiere rebentar el sistema, lo rebienta en beneficio de los ricos y para mayor desgracia aún de los pobres, y no al revés? (veásen los casos Trump, Milei, etc.) pues porque las derechas y las grandes corporaciones controlan los medios, por emjemplo].
P.D. 1: Por favor,
ya que me lo he currado un buen rato para escribir esto, pásalo a quien
consideres oportuno, si estás de acuerdo con alguna parte del texto, y crees que
tenemos que hacer algo para cambiar la situación. Si no, todo esto morirá, y,
del mismo modo, todos olvidaremos, y nada pasará, y la gente que hace lo que
quiere con nosotros lo seguirá haciendo. Muchas gracias.
P.D. 2: Bueno, pido perdón: el texto no cambiará
nada, como en él mismo ya se explica, y encima la P.D. 1 parece parte de
una de esas cadenas de mails/posts en los que te dicen que si no lo reenvías a 10 amigos te
saldrá barriga cervecera como la de Jesús Gil y Gil (si no la tienes ya), tu
hámster te arrancará las pelotas, tu coche desarrollará Alzheimer, y todos tus
familiares retro-evolucionarán hasta tener una inteligencia similar a la de
Belén Esteban y Paquirrín.
Te recomiendo una película titulada In the Loop, de 2009, no sé si se ha estrenado en España. Me parece una descripción divertida, triste y demencial de lo que en realidad es la política. El cambio del que hablas es posible, pero improbable, ya que primero requiere una revelación interior y una sinceridad brutal con uno mismo. Yo creo que debería ser una revolución no violenta y anarcoliberal, pero eso es cuestión de opiniones y lecturas. Un abrazo.
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