viernes, 8 de mayo de 2020

cuento improvisado #6 – el cuento de la selva (para mi hijo)

Una tarde en la que muchos animales de la selva estaban reunidos en un claro, disfrutando de los últimos rayos de sol, llegó la cigüeña muy triste y llorosa porque el dragón le había robado sus polluelos, y se los iba a comer. Les suplicó si habría alguno que estaría dispuesto a ayudarla a recuperarlos.

Tras un larguísimo e incómodo silencio, en el que ningún animal se atrevió a levantar la vista del suelo, ni a decir nada, el ratoncito de campo decidió abrirse paso hasta el frente entre los más grandotes y, una vez en el centro, dijo con su aguda vocecita a la cigüeña cabizbaja: “¡Yo te ayudaré!”. Todos los demás animales se miraron sorprendidos, y a la par avergonzados.

Entonces, el gato pensó: “¡No puede ser! Si el ratoncito se atreve a luchar contra el dragón, yo, que soy mucho más grande y fuerte, y que se supone que los ratones deberían tener miedo de mí, ¡tengo que ayudar a la cigüeña!”. Y así, dando un paso al frente, el gato maulló en voz alta: “¡Yo también te ayudaré!”.

Al verlo, el perro a su vez pensó: “¡No puede ser! Si el gato se atreve a luchar contra el dragón, yo, que soy más grande y fuerte, y que se supone que los gatos deberían tener miedo de mí, ¡tengo que ayudar a la cigüeña!”. Así que también, dando un paso al frente, el perro ladró: “¡Y yo!””.

Al verlo, el león piensa: “¡No puede ser! Si el perro se atreve a ayudar y a luchar contra el dragón, yo, que soy más grande y fuerte, y que se supone que los perros deberían tener miedo de mí, ¡no tengo más remedio que apuntarme!”. Por esto, el león finalmente se adelantó y rugió: “¡Yo también te ayudaré a recuperar tus polluelos!”.

Entonces, el elefante pensó: “¡No puede ser! Si el león se atreve a luchar contra el dragón, yo, que soy mucho más grande y fuerte, y que se supone que los leones deberían tener miedo de mí, ¡tengo que ayudar a la cigüeña!”. Así pues, balanceando de un lado al otro su larga trompa, el elefante barruntó en voz alta: “¡Yo también te ayudaré!”.

Entonces sucedió algo sorprendente: ¡al ver que se unía el elefante, junto al león, el perro, el gato y el ratón, el resto de animales perdió su miedo y se decidieron también todos a acompañarlos a recuperar los polluelos! El que no podía creer lo que veía, cuando al fin descubrió a todos los animales de la selva reunidos a la puerta de su guarida, fue el dragón, que, acobardado, accedió a devolver los polluelos a la cigüeña.
 
Nota: Todos los cuentos improvisados se pueden encontrar en este link:


Deux Plateaux, Abidjan, Côte d'Ivoire (2017)
 

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