“All these effluvia will eat you alive”
–“todos estos efluvios te comerán vivo” –,
rezaba el refrán en Villa Neón,
pues de aldeanos fans de Massive Attack
estaba lleno ese último bastión;
la plaza del mercado convertida en fanzone,
una fastuosa pista de hielo y moho en las esquinas,
las gentes con sus sables, martillos y chupetes.
“Todos sus gérmenes me matarán”, eso sí,
pensaba yo, con el Calipo rezumando por los costados,
en éste que iba a ser el invierno
más frío del resto de mi vida,
“pero el coyote es a quien yo sigo, mi tótem”,
aquél que vi en lejano viaje de peyote,
un amigo con el que aullar desnudos en la ladera,
y gritar a la Luna que no, que nunca nos cogerán.
La Cantina Catrina, Malasaña, Madrid (2023)
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