La mayoría de la gente tiene la idea equivocada de que los hijos únicos
están mimados o reciben más atención que los que tienen hermanos. La realidad
es que, cuando una pareja decide tener solo un hijo, a menudo es porque quiere
experimentar la paternidad, pero ésta no le gusta o les produce miedo, así que
no repite. También puede ocurrir que las actividades de su rutina no les permitan
ocuparse de más hijos, o que entren en crisis y acaben separándose, cosa que
suele ocurrir más o menos por la época en que se decide tener hijos. En
cualquiera de los dos casos, en términos generales, el niño recibe menos afecto
y se siente menos querido que en una familia en la que desean más hijos o
pueden permitírselos.
Sangre de mi sangre (Rebeca Tabales, Penguin Random House Grupo Editorial)
No hay comentarios:
Publicar un comentario