sábado, 1 de enero de 2022

emboscado en los prados humeantes

Aún no atardece, pero en derredor
solo quedan prados humeantes,
y las nubes nos contemplan,
sostenidas de la bóveda celeste,
con un disfraz serpenteante
de virutas de piel de naranja.
Se dejan entrever en la lejanía,
tras una niebla marchita
que se resiste a clarear.
Una niebla tozuda,
que se empeña en ignorar
sus evidentes signos de agotamiento.
Una niebla terca como el enjambre
de repartidores de periódicos
que me emboscan
cada mañana en el metro,
que solo aceptan un no
de quien los aparta como
a hojarasca amazónica con un machete,
un no granítico
como un monolito de hormigón.
Me revuelvo en este alcantarillado.
Te busco como al único cajero
que me puede dar el cash
necesario para huir de esta cloaca,
pues otra vez me he quedado solo
con el altavoz en el escenario,
pero mi monólogo agrietado
ya no engaña a la audiencia.


S'Agaró (2015)

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