Somos dos líquidos
entrelazados,
la pócima del olvido,
y el ser ya no importa,
solo estar.
Dormir… no,
no es posible hacerlo
una noche que cambia una
vida,
donde siento crujir
esos gigantescos bloques
de hormigón
–el pavimento del futuro
que tengo por delante–
al mudar de lugar.
dedicado a Paola
La Pyramide, Deux Plateaux, Abidjan, Côte d'Ivoire (2016)
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