La pobreza es un camión oxidado y sus mantas harapientas,
charcos, plástico, niños y otras mierdas en el barro,
casas de madera, uralita y cartón a medio terminar.
La pobreza huele a lejía, orines y hambre,
y mientras, ellos exhiben arrogantes y barrocos
los genes del dinero bajo sus trapos barnizados,
y ajenos al dolor bailan al son de la vida que se apaga.
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