Martes. Medianoche.
El paisaje urbano ya se ha metamorfoseado y exhibe esa paz desconcertante.
A ratos se cruza con extraños que saborean a ella y la soledad.
Pasean sin perturbarlas, como alguien que camina sobre las aguas.
Nota que su presencia les incomoda. Lo delata el brillo de sus ojos.
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