domingo, 19 de octubre de 2025

muerte al que no me reviente el suelo

En la estación de metro de Bedford Avenue mora un faro que marca el punto de partida de todos los caminos, pero de los caminos de hierro postmodernos, que ya no conducen a Roma sino a Sodoma, donde el cuerpo de ninguna persona logra resistir el disolverse en mil pecados y tribulaciones, embutidos en una primera versión rupestre del hyperloop de E. Musk hecha de hojalata, a través de las profundidades de los océanos más oscuros. Un supositorio por el ano del Averno.

Hasta el observador menos aventajado puede concluir de las miradas de los centenares de viajantes que pasan a cada segundo junto al faro que a la gente le falta algo en sus vidas, pero les diría que no hay razón para estar tan enojado, 1000 millones de personas sufren de hambre y no son una de ellas. Muy probablemente, lo más duro que jamás les vaya a ocurrir en la vida es que se les caiga el teléfono en el wáter, canta el músico callejero, del que a uno le cuesta discernir si se trata de un hobo o es que va disfrazado de Jesucristo Superstar, con su larga melena sucia y lacia.

Aun así, a estos tristes peones del sistema –el Soylent Green, los protein blocks, el mojo picón que alimenta al fantasma de la máquina, proveyéndolo de los nutrientes que tanto necesita para perpetuarse y continuar subyugándonos–, a estos tristes personajes, decía, grasientos eslabones lacerados que esperan cabizbajos la llegada del metro, parece no importarles que el Shai-Hulud de acero, rugiendo por las entrañas de la ciudad que no duerme, de tan rápido y cerca que pasa de sus narices, les pueda cercenar los brazos con los que sujetan sus maletines y móviles de camino a la oficina, la gabardina manchada de sangre espesa. O que el aliento que sienten en la nuca es el de un pobre desgraciado que está en ese justo momento decidiendo si se tira él a la vía, o si empuja al que tiene delante. Así de absortos están por las pantallas de los mismos, devorando mierdas dispares tan banales. Horror cósmico que hace palidecer a los muertos. Ríete de los cuentos de Lovecraft, monjita de la caridad, esbirra de la Madre Teresa de Calcuta. Cthulhu es solo el lobo de la Caperucita chutado. Muerte al que no me reviente el suelo, con los pies, gritando y desgañitándose de rabia por lo estrecho del aro por el que nos están haciendo pasar. No, de verdad. Muerte al que no me reviente el suelo. Y sino, seré yo el que le reviente la cara, o mejor, lo empuje a la vía, a las fauces del gran gusano de acero.

Clint Eastwood in Pale Rider (1985), drawing made in a bar in Alicante, País Valencià, Spain (2025)


sábado, 18 de octubre de 2025

Techno-feudalism (Yanis Varoufakis) - 11 - las consecuencias imprevistas de 2008

The secret of the new ruling class
The technologies that gave rise to cloud capital have proven more revolutionary than any of their predecessors. They have allowed cloud capital to develop capabilities that previous types of capital goods never had. It has simultaneously become an attention-getter, a desire-maker, a driver of proletarian labor (cloud proletarians), a trigger for a massive, free labor force (cloud serfs), and a creator of privatized digital transaction spaces (cloud fiefdoms like amazon.com) in which neither buyers nor sellers enjoy the choices they would have in normal markets.
 
In this process, the cloudists—some consciously, others unthinkingly—have changed everything that previous versions of capitalism had taught us to take for granted: the idea of ​​what constitutes a commodity, the ideal of the autonomous individual, the ownership of identity, the context of politics, cultural propagation, the nature of the state, the structure of geopolitics. How did the cloudists finance all this? (…) How on earth did the cloudists convince the big central banks to finance them in this way?
 
The unintended consequences of 2008
In the 15 years since capitalism had its near-death experience, central banks (…) have been printing money and funneling it to financiers. In their view, they have thus saved capitalism. In fact, they have changed it completely, by helping to finance the emergence of cloud capital. 
 
(…) In April 2009, the G7 central bankers (…) agreed to do whatever was necessary to bail out the banks. It was the sensible thing to do. The absurdity was that, in addition to saving the failed banks, they bailed out the bankers responsible for their failure—whose behavior had been almost criminal—and for their disastrous practices. What's worse, in addition to practicing socialism with the bankers, they subjected the working class to brutal austerity. Cutting public spending in the midst of a recession is always a terrible idea. Doing so while printing mountains of money for the financiers wins the prize for sheer stupidity. Not only was it a blatant double standard that did incalculable damage to a generation's faith in the political class, but it also had a lethal effect on the economy.
 
Austerity is not only bad for workers and people who need the State aid in difficult times, but it also kills investment. (…) Inequality did not decrease because the incomes of the poor grew more slowly than those of the rich, but because their incomes actually decreased, while financiers and large corporations accumulated profits. When an activist State extraordinarily enriches bankers whose almost criminal activities drove a majority of the population into poverty, while they are punished with counterproductive austerity, two new disasters are created: poisoned politics and economic stagnation. There's no need to delve into poisoned politics; we've all endured the nightmare, from the neo-Nazis in Greece to Donald Trump. But (…) why does the increase in wealth of the ultra-rich stagnate capitalism?
 
***

El secreto de la nueva clase dirigente
Las tecnologías que engendraron el capital en la nube han demostrado ser más revolucionarias que cualquiera de sus predecesoras. Han servido para que el capital en la nube desarrollara capacidades que nunca tuvieron los anteriores tipos de bienes de capital. Se ha convertido, al mismo tiempo, en captador de atención, fabricante de deseos, impulsor del trabajo proletario (los proletarios de la nube), desencadenante de una mano de obra gratuita y masiva (los siervos de la nube), y además, en creador de espacios de transacción digital privatizados (los feudos de la nube como amazon.com) en los que ni los compradores ni los vendedores disfrutan de las opciones que tendrían en los mercados normales.

En este proceso, los nubelistas –algunos de manera consciente, otros sin pensarlo– han cambiado todo lo que las versiones previas del capitalismo nos habían enseñado a dar por sentado: la idea de qué constituye una mercancía, el ideal del individuo autónomo, la propiedad de la identidad, el contexto de la política, la propagación cultural, la naturaleza de Estado, la estructura de la geopolítica. ¿Cómo financiaron los nubelistas todo esto? (…) ¿Cómo demonios convencieron los nubelistas a los grandes bancos centrales de que los financiaran de esta manera?

Las consecuencias imprevistas de 2008
En los 15 años transcurridos desde que el capitalismo tuvo una experiencia cercana a la muerte, los bancos centrales (…) han estado imprimiendo dinero y canalizándolo hacia los financieros. A su juicio, así han salvado al capitalismo. En realidad, lo han cambiado por completo, al contribuir a financiar la aparición del capital en la nube.

(…) en abril de 2009, los banqueros centrales del G7 (…) acordaron hacer lo que fuera necesario para reflotar a los bancos. Era lo sensato. Lo absurdo fue que, además de salvar a los bancos quebrados, rescataron a los banqueros responsables de su fracaso –cuyo comportamiento había sido casi delictivo– y de sus fatales prácticas. Lo que es peor, además  de practicar el socialismo con los banqueros, sometieron a la clase trabajadora a una austeridad brutal. Recortar el gasto público en medio de una recesión es siempre una pésima idea. Hacerlo mientras se imprimen montañas de dineros para los financieros se lleva el premio a la estupidez manifiesta. No solo se trató de un descarado doble rasero que hizo un daño incalculable a la fe de una generación en la clase política, sino que tuvo un efecto letal en la economía.

La austeridad no solo es mala para los trabajadores y las personas que necesitan ayuda del Estado en épocas difíciles, sino que, además, acaba con la inversión. (…) La desigualdad no disminuyó porque los ingresos de los pobres aumentaran con mayor lentitud que los de los ricos, sino porque sus ingresos disminuyeron en realidad, mientras los financieros y las grandes empresas acumulaban ganancias.

Cuando un Estado activista enriquece extraordinariamente a los banqueros cuyas actividades casi delictivas llevaron a la miseria a una mayoría de la población, mientras ésta es castigada con una austeridad contraproducente, se provocan dos nuevas desgracias: una política envenenada y un estancamiento de la economía. No hace falta profundizar en la política envenenada, todos hemos soportado la pesadilla que va desde los neonazis de Grecia hasta Donal Trump. Pero (…) ¿por qué el hecho de que los ultrarricos aumenten su riqueza estanca el capitalismo?


viernes, 17 de octubre de 2025

la mujer de alabastro

La mujer de alabastro muda su piel.
Se cuartea y se tiñe de gris.
Con las escamas desprendidas,
seca sus lágrimas,
da brillo a sus recuerdos
y secciona los que le disgustan.


Català:
La dona d’alabastre muda la seva pell.
S’esmicola i es tenyeix de gris.
Amb les escames que s’han desprès,
eixuga les seves llàgrimes,
dóna lluentor als seus records
i secciona aquells que no li plauen.



"la mujer de alabastro" (2025), de la representación teatral de "La Noche", de Abilio Estévez, Madrid, mayo de 2000
 

lunes, 29 de septiembre de 2025

No Logo (Naomi Klein) - 1 - a bunch of impenetrable corporations decide so many issues of the world politics

During the 1970s, the companies fine-tuned their capacity to act as a class, sacrifying their competitive instinct in favor of their unity and in favor of a cooperative action in the legislative arena. (...) a shared interest for undermining laws (such as those devoted to protecting the rights of consumers) and for pushing forward the reform of the labor laws became the dominant topic in the politics strategy of companies.
                                                      The New Politics of Inequality, Thomas Edsall, 1985

What do open and responsible Parliaments and Congresses serve for, if a bunch of impenetrable corporations decide so many issues of the world politics in the back alley? (page 395)

The last decades, many civic movements have tried to invert the conservative economic trends by electing liberal, labourist or social-democrat governments, only to discover that their economic politics is the same, or that it is yet more directly subjected to the wills of the international corporations. Centuries of democratic reforms have allowed creating more transparent governments but have been revealed soon as inefficient in the new climate of multinational power. What do open and responsible Parliaments and Congresses serve for, if a bunch of impenetrable corporations decide so many issues of the world politics in the back alley?

(…) An important defeat occurred in 1986, when the US government managed to eliminate the barely known Commission of the United Nations on Transnational Corporations. Founded in the mid-1970s, this commission was devoted to elaborate a universal code of conduct for those companies. Its goals were to prevent abuses by corporations, like the selling of medicines in developing countries which were illegal in the developed world, examining the labour and environmental effects of the exportation of industries to developing countries, and imposing more transparency and responsibility to the private sector.

 


sábado, 20 de septiembre de 2025

desde que decidimos resolver la tensión sexual no resuelta

Desde que decidimos resolver la tensión sexual no resuelta, se jodió todo. Ese podría ser el resumen de nuestra película. Ese era el MacGuffin en esta aventura nuestra, y bien pronto que lo echamos a perder –demasiado pronto, nos diría el maestro Hitchcock–, con lo que inevitablemente la parte subsiguiente de la historia estaba condenada a aburrir al personal, así que no preguntes qué es lo que falló, qué es lo que nos hizo fracasar. Da igual. ¿A quién le importa? Revelamos el pastel en la primera temporada, y ya nadie quiso quedarse a ver la segunda. Normal. Ya nadie se acuerda. Y al quedar constancia o registro audiovisual de casi todo, el pasado no existe como tal. Está con nosotros en el presente en cada instante. El pasado no existe. La primera temporada no existe, y la segunda perdió la poca gracia que pudiese tener. Mulder y Scully se acostaron al primer calentón. Jack y Rose fornicaron al primer roce en todos los rincones del Titanic. Y al final resulta que solo eres un pequeño montón de viejas fotografías.

Lo importante –lo que queda– es que por la pena entra la bestia. Y vaya si entró. Como un miura a cornear los ojetes de los diestros. Una pena tóxica y pegadiza; el chapapote en la Costa da Morte que fulminó de pura tristeza a Man el Alemán, que vio morir ante sus ojos a la Mar, su gran amor, sin poder hacer nada para remediarlo. Una pena viscosa y densa; la lava del volcán, dejándonos carbonizados, ariscos, espinosos e impracticables como el malpaís de nuestra querida isla de Lanzarote, arrasados por dentro y por fuera, siempre a punto de estallar, una tierra yerma en la que nunca crece nada. Por la pena entra la bestia. Y vaya si entró. Una bestia virulenta que me azota cada noche, no desde allí donde lo dejó la noche anterior, sino de nuevo cada vez desde el principio, cual Sísifo arrastrando su roca en la ladera de la montaña. Y es que resultó que solo en eso consistía la función. Comer. Dormir. Follar. Y jugar al Mario Kart.
 
 
playa de la Montaña Bermeja, Yaiza, Lanzarote, Canary Islands (Spain)
 

sábado, 6 de septiembre de 2025

Macarras interseculares (Iñaki Domínguez) - 1 - el Opel Manta

El Francés [miembro y fundador de La Panda del Moco]: “La Panda del Moco es eso, no hay más. Pero muy intenso. Lo que pasa es que en esa época en Madrid no había malos… Bueno, yo conocí al Jaro [delincuente juvenil en cuyo personaje se basa la película de cine quinqui Navajeros (1980); murió a la edad de 16 años]… robando coches en un garaje. Cerca de la Iglesia de los Mexicanos… En el parque de Berlín… Y nos encontramos ahí con el Jaro. La madre de uno de  nuestros amigos llevaba un parking o un garaje y le robábamos todas las llaves. Íbamos todos a por el mismo coche, el Open Manta (*).”

(*) Juanjo, un informador de la época, comenta: “Los coches de los macarras de los ochenta eran el Open Manta, el Ford Capri y el Toyota Celica”.


cuando la naturaleza se desacralizó [por culpa de la religión, claro], y se empezó a joder todo

 
La unidad en la visión de una deidad suprema contribuyó a una mayor unificación de las regiones del Nuevo Imperio Asirio (también conocido como Imperio Neoasirio). Los distintos dioses de los pueblos conquistados y sus diferentes prácticas religiosas se absorbieron por el culto a Assur, a quien se reconocía como el único dios verdadero. Nombrado en el pasado de diversas formas por distintos pueblos, ahora resultaba conocido con claridad y se podía venerar como deidad universal de manera adecuada.
 
Según el historiador Paul Kriwaczek: “La creencia en la trascendencia, más que en la inmanencia de lo divino, tuvo consecuencias importantes. La naturaleza se desacralizó, se secularizó. Debido a que los dioses estaban fuera y por encima de la naturaleza, la humanidad, que de acuerdo a la creencia mesopotámica había sido creada a semejanza de los dioses y para su servicio, también tenía que estar fuera de la naturaleza y por encima de ella. En vez de constituir una parte integral de la naturaleza, la raza humana era ahora superior y reinaba sobre ella. Esta nueva actitud se resumió más adelante en el Génesis 1:26: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra». Todo eso está muy bien para el hombre, a quien se menciona de manera explícita en ese pasaje, pero plantea una dificultad insuperable para la mujer. Mientras los hombres pueden engañarse a sí mismos y entre ellos con las ideas de que son superiores a la naturaleza y que están fuera y por encima de ella, las mujeres no pueden tomar igual distancia de la naturaleza porque su fisiología las hace, de manera clara y obvia, parte del mundo natural… No es casual que hasta el día de hoy las religiones que pusieron el mayor énfasis en la total trascendencia de Dios y en la imposibilidad de siquiera imaginar Su realidad, releguen a las mujeres a un peldaño inferior de la existencia, y que su participación en cultos religiosos públicos solo se permita a regañadientes, y en algunos casos ni siquiera se permite”. (229-230)


main gate of the city of Ugarit, in Ras Shamra, near Latakia, Syria (2010)
Note: In the classic period, Ugarit was thought to be the oldest city in the world
 

sábado, 30 de agosto de 2025

el sicario de BlaBlaCar

Javi conoció a un compadre muy peculiar en uno de los antros del casco viejo en los que cerró una noche de farra loca. El tío era un mostrenco de 2x2 metros enfundado en traje negro, que apenas se movía de su asiento con su barba de tres días y las gafas de sol puestas en todo momento, a pesar de la escasa iluminación de la caverna en la que se encontraban. No era muy hablador, y aunque lo hubiera sido, constantemente se estaba llevando el cubata a la boca, o sea que tampoco es que hubiera dispuesto de mucho tiempo para platicar, si hubiese querido. Pero Javi es un person muy majo, que cae bien a todo el mundo, y se acabaron haciendo coleguillas con sus idas y venidas a por copas a la barra, de tal punto que, hacia el final de la velada, cuando el bar ya cerraba –Javi lo sabía porque sonaba Jaguar, de dj Rolando, como siempre, y al cabo de poco sí que iban a encender unas luces cegadoras, ¡los muy cabrones!–, el maromo de 2x2, tan callado, pero que había estado atento a las historias que Javi le contaba, le dijo “Oye, la próxima vez que vayas en coche para Albacete a ver a la familia, avísame, que me vengo contigo. Hay un tío ahí que me debe pasta y tengo que romperle las piernas, pero es que en el avión no me dejan facturar el bate de béisbol”.

Pasó un tiempo, y Javi, que se había olvidado completamente del tema, puso su habitual anuncio en BlaBlaCar para encontrar personas con las que compartir su trayecto, un fin de semana, hacia la mencionada capital de provincia. Un tal Héctor (al que no identificó como el mostrenco con el que había confraternizado algunas semanas atrás –la gente muy a menudo sube fotos de perfil muy raras y poco actualizadas en sus perfiles–) reservó un par de asientos para la ida y para la vuelta y, el día y hora de partida convenidos, se presentó sin demora a la cita en el punto de encuentro. La sorpresa de Javi al verlo –que, ahora sí, enseguida lo reconoció– fue mayúscula.

Sin embargo, antes siquiera de ponerse en ruta, la cosa no fluyó tan bien como en el antro, y es que surgió el siguiente problema: el tío se presentó con el estuche de un chelo –de ahí la reserva de dos asientos–, y Javi tenía indicado explícitamente en su cuenta de BlaBlaCar que no aceptaba músicos, que le parecen muy petulantes. Afortunadamente, todo quedó en nada, porque "Héctor" le mostró que ahí solo llevaba su subfusil Uzi con silenciador, trípode, mira telescópica y demás accesorios, así que al final le dejó subirse al coche.

Tanto la ida como la vuelta fueron muy placenteras (resultó que tenían mucho en común, como sus gustos musicales –a los dos les parecía tremenda la banda sonora de Sirat, por ejemplo–), pero en el viaje de retorno Javi no le puso las 5 estrellas de valoración, y publicó esta opinión: “Héctor fue puntual y muy agradable durante todo el trayecto, pero me dejó el asiento trasero lleno de sangre, y cuesta mucho limpiarla. Lo recomiendo al 100%, si no lleva el chelo”.
 
 
València, País Valencià, Spain (2025)
 

miércoles, 27 de agosto de 2025

Techno-feudalism (Yanis Varoufakis) - 10 - enter in Amazon.com and you will have left capitalism

“Enter in Amazon.com and you will have left capitalism. Despite everything that's bought and sold there, you've entered a world that can't be considered a marketplace, not even a digital one.” When I say this to people (...) often at conferences and debates, they look at me as if I'm crazy. But when I start to explain what I mean, the concern for my sanity quickly turns to fear for us all.

Imagine the following scene from a science fiction book. You're transported to a city full of people going about their businesses, trading gadgets, clothes, shoes, books, songs, games, and movies. At first, everything seems normal. Until you start to notice something strange. It turns out that all the stores—actually, all the buildings—belong to a guy named Jeff. He may not own the factories that produce what's sold in his stores, but he owns an algorithm that takes a commission on every sale and decides what can be sold and what can't.

If that were all there was to it, the scene would evoke an old Western [film] in which a lone cowboy arrives in a town and discovers that a powerful, squat man owns the bar, the grocery store, the post office, the railroad, the bank, and, naturally, the sheriff. But that's not all. Jeff owns more than just the stores and public buildings. He also owns the ground you walk on, the bench you sit on, and even the air you breathe. In fact, in this strange town, everything you see (and don't see) is regulated by Jeff's algorithm: even if you and I are walking side by side and looking in the same direction, the view the algorithm provides is tailor-made, carefully curated according to Jeff's priorities. Everyone who comes through Amazon.com—except Jeff—wanders in algorithmically constructed isolation.

It's not a market town. It's not even some kind of hypercapitalist digital marketplace. Even the worst markets are meeting places where people can interact and exchange information fairly freely. In fact, it's worse than a completely monopolized market—there, at least, buyers can talk to each other, form associations, perhaps organize a consumer boycott to force the monopolist to lower prices or improve quality. This isn't the case in Jeff's world, where everything and everyone are mediated, not by the disinterested and invisible hand of the market, but by an algorithm that works to make Jeff profit and dance exclusively to its tune.

If this isn't frightening enough, remember that this is the same algorithm that, through Alexa, has trained us to teach it how to manufacture our desires. People rebel against such arrogance. The algorithm we help train in real time to know us perfectly is the one that modifies our preferences and manages the selection and delivery of goods that will satisfy those preferences.
 
***
 
“Entra en Amazon.com y habrás salido del capitalismo. A pesar de todo lo que se compra y se vende ahí, has entrado en un mundo que no puede considerarse un mercado, ni siquiera uno digital”. Cuando digo esto a la gente (...) a menudo en conferencias y debates, me miran como si estuviera loco. Pero cuando empiezo a explicar lo que quiero decir, la preocupación por mi cordura enseguida se convierte en temor por todos nosotros.

Imagina la siguiente escena sacada de un libro de ciencia ficción. Eres transportado a una ciudad llena de gente que se dedica a sus negocios, comercia con artilugios, ropa, zapatos, libros, canciones, juegos y películas. Al principio, todo parece normal. Hasta que empiezas a notar algo raro. Resulta que todas las tiendas, en realidad todos los edificios, pertenecen a un tipo llamado Jeff. Tal vez no sea el dueño de las fábricas que producen lo que se vende en sus tiendas, pero posee un algoritmo que se lleva una comisión por cada venta y decide qué se puede vender y qué no.

Si eso fuera todo, la escena evocaría una vieja película del Oeste [Americano] en la que un vaquero solitario llega a una ciudad y descubre que un tipo poderoso y rechoncho es el dueño del bar, la tienda de comestibles, la oficina de correos, el ferrocarril, el banco y, naturalmente, el sheriff. Pero eso no es todo. Jeff posee algo más que las tiendas y los edificios públicos. También posee la tierra que pisas, el banco en el que te sientas e incluso el aire que respiras. De hecho, en esta extraña ciudad, todo lo que ves (y lo que no ves) está regulado por el algoritmo de Jeff: aunque tú y yo caminemos uno al lado del otro y miremos en la misma dirección, la vista que nos proporciona el algoritmo está hecha a medida, cuidadosamente seleccionada según las prioridades de Jeff. Todo el que venga por Amazon.com –excepto Jeff– deambula en un aislamiento construido algorítmicamente.

No es un pueblo con mercado. Ni siquiera es una especie de mercado digital hipercapitalista. Incluso los peores mercados son lugares de encuentro en los que la gente puede interactuar e intercambiar información con bastante libertad. De hecho, es peor que un mercado totalmente monopolizado  –allí, al menos, los compradores pueden hablar entre sí, formar asociaciones, tal vez organizar un boicot de consumo para obligar al monopolista a reducir el precio o mejorar la calidad. No ocurre lo mismo en el mundo de Jeff, donde todo y todos están intermediados, pero no por la mano desinteresada e invisible del mercado, sino por un algoritmo que trabaja para que Jeff obtenga beneficios y que baile exclusivamente a su son.

Si esto no es suficientemente aterrador, recuerda que se trata del mismo algoritmo que, a través de Alexa, nos ha entrenado para que le enseñemos a fabricar nuestros deseos. La gente se rebela ante semejante arrogancia. El algoritmo que ayudamos a entrenar en tiempo real para que nos conozca a la perfección es el que modifica nuestras preferencias y administra la selección y entrega de bienes que satisfarán estas preferencias.


Avis, Alentejo, Portugal (2011)
 

nueva versión de la Ley de Godwin

Anuncio una nueva ley como la de Godwin (link) pero en este caso pierde la discusión el primero que acusa al otro de "demagogo" o "demagogia".

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La ley de Godwin o regla de analogías nazis de Godwin es, en realidad, un adagio de Internet propuesto por Mike Godwin en 1990. Establece que: «A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que surja una comparación con los nazis o con Hitler se aproxima a 1». En otras palabras, mientras más extenso sea un debate en Internet, es más probable que alguien mencione a Hitler o al nazismo como parte de su argumento.

Existe una tradición general en muchos grupos de noticias de Usenet: en cuanto se mencione una determinada comparación similar a la descrita en el enunciado, el hilo se cierra y quienquiera que la usara pierde la discusión. Así, la ley de Godwin proporciona un límite a los hilos en Usenet y otros grupos. De hecho, así es como muchos participantes conocen la ley. 

 

Arrecife, Lanzarote, Canary Islands, Spain (2025)