sábado, 6 de septiembre de 2025

Macarras interseculares (Iñaki Domínguez) - 1 - el Opel Manta

El Francés [miembro y fundador de La Panda del Moco]: “La Panda del Moco es eso, no hay más. Pero muy intenso. Lo que pasa es que en esa época en Madrid no había malos… Bueno, yo conocí al Jaro [delincuente juvenil en cuyo personaje se basa la película de cine quinqui Navajeros (1980); murió a la edad de 16 años]… robando coches en un garaje. Cerca de la Iglesia de los Mexicanos… En el parque de Berlín… Y nos encontramos ahí con el Jaro. La madre de uno de  nuestros amigos llevaba un parking o un garaje y le robábamos todas las llaves. Íbamos todos a por el mismo coche, el Open Manta (*).”

(*) Juanjo, un informador de la época, comenta: “Los coches de los macarras de los ochenta eran el Open Manta, el Ford Capri y el Toyota Celica”.


cuando la naturaleza se desacralizó [por culpa de la religión, claro], y se empezó a joder todo

 
La unidad en la visión de una deidad suprema contribuyó a una mayor unificación de las regiones del Nuevo Imperio Asirio (también conocido como Imperio Neoasirio). Los distintos dioses de los pueblos conquistados y sus diferentes prácticas religiosas se absorbieron por el culto a Assur, a quien se reconocía como el único dios verdadero. Nombrado en el pasado de diversas formas por distintos pueblos, ahora resultaba conocido con claridad y se podía venerar como deidad universal de manera adecuada.
 
Según el historiador Paul Kriwaczek: “La creencia en la trascendencia, más que en la inmanencia de lo divino, tuvo consecuencias importantes. La naturaleza se desacralizó, se secularizó. Debido a que los dioses estaban fuera y por encima de la naturaleza, la humanidad, que de acuerdo a la creencia mesopotámica había sido creada a semejanza de los dioses y para su servicio, también tenía que estar fuera de la naturaleza y por encima de ella. En vez de constituir una parte integral de la naturaleza, la raza humana era ahora superior y reinaba sobre ella. Esta nueva actitud se resumió más adelante en el Génesis 1:26: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra». Todo eso está muy bien para el hombre, a quien se menciona de manera explícita en ese pasaje, pero plantea una dificultad insuperable para la mujer. Mientras los hombres pueden engañarse a sí mismos y entre ellos con las ideas de que son superiores a la naturaleza y que están fuera y por encima de ella, las mujeres no pueden tomar igual distancia de la naturaleza porque su fisiología las hace, de manera clara y obvia, parte del mundo natural… No es casual que hasta el día de hoy las religiones que pusieron el mayor énfasis en la total trascendencia de Dios y en la imposibilidad de siquiera imaginar Su realidad, releguen a las mujeres a un peldaño inferior de la existencia, y que su participación en cultos religiosos públicos solo se permita a regañadientes, y en algunos casos ni siquiera se permite”. (229-230)


main gate of the city of Ugarit, in Ras Shamra, near Latakia, Syria (2010)
Note: In the classic period, Ugarit was thought to be the oldest city in the world