martes, 14 de noviembre de 2023

los capitalistas que tratan de escapar de la muerte a la que han invocado

texto extraído de este interesante artículo: "Los capitalistas que tratan de escapar de la muerte a la que han invocado", que se puede ver en este link: https://www.elsaltodiario.com/capitalismo/capitalistas-tratan-escapar-muerte-han-invocado

“Incluso si el viejo se volviera milagrosamente joven, una especie de lasitud secreta le advertiría sin embargo de que su segunda juventud no es la reproducción textual de la primera, que es una juventud laboriosamente recalentada, inflada, prolongada: los recuerdos acumulados entre tanto no le permiten en cualquier caso, a ese viejo milagroso, recomenzar su vida desde cero”, reflexionaba Vladímir Jankélévitch en La muerte (1966) al preguntarse si esta nueva juventud no era en verdad “un poco senil”. Para este filósofo, “se puede reparar todo lo reparable en la máquina usada; pero el irreparable ultraje de los años, es decir, la temporalidad desnuda, no se revoca […] Se puede compensar el perjuicio con una indemnización equivalente, resarcirse a base de daños y perjuicios de un haber más o menos dañado, es decir, anular sin dejar rastro el daño sufrido; puede devolverse al ciudadano expoliado aquello mismo que había perdido, y devolvérselo incluso con intereses; devolvérselo exactamente en la misma forma, teniendo en cuenta la nueva situación… ¿Pero su juventud perdida, quién se la devolverá? Por eso el tiempo perdido está perdido. Por eso una juventud perdida es una juventud irremediablemente perdida. ¿Quién nos devolverá nuestra juventud perdida? No se nos devolverán los años perdidos, aunque puedan devolvernos nuestras funciones, nuestro empleo y nuestros bienes. Ninguna justicia humana puede devolver el pasado a nadie”.

Posiblemente sociedades enteras estén ya atrapadas en este sueño imposible, que se transmite a la población por las correas de transmisión ideológica que son los medios de comunicación de masas y las industrias culturales, que hacen que los gustos y aspiraciones de unos pocos se conviertan en los de mayorías sociales. Al fin y al cabo, casi todo el mundo posee su propio retrato de Dorian Gray, aunque no oculto en un desván, sino a la vista de todos, en el escaparate global de las redes sociales.

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