“Desconozco si será porque los espermatozoides caducan, pero lo cierto es que, consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente, debemos tener un orgasmo cada X tiempo. Si lo tenemos gracias a una sesión de sexo, fantástico. Porque lo malo de tenerlo tras un sueño erótico es que no podemos controlar con quién tenemos sexo en el sueño. O sea que, en el hombre emparejado, tener sexo –acompañado de la pareja o consigo mismo– es una necesidad, puesto que, de lo contrario, tarde o temprano se expone a cometer una infidelidad onírica. ¿Y tú no querrías que te fuese infiel, verdad, cariño?”, dijo él, cuando ella lo cazó masturbándose en la habitación una tarde que llegó antes de lo esperado.
Madrid (1998)
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