martes, 31 de agosto de 2021

guerra aérea en la Batalla del Ebro (David Íñiguez)

“La injusta política de no-intervención que sangraba a la República se amplió con nuevas casuísticas. El gobierno de Negrín había insistido en retirar la intervención extranjera para ganar prestigio en el exterior, decisión que se volvió contra sus intereses. Si la República luchaba únicamente con sus medios, se podía conseguir un importante impacto a nivel internacional, que se añadiría a la voluntad de resistencia y a la constante denuncia de la ayuda nazi y fascista a Franco. Este último aceptó el pacto el 15 de agosto [de 1938], pero con la exigencia de que el nombre de voluntarios retirados fuera el mismo por ambos contendientes, situación que le beneficiaba atendiendo al hecho que sus efectivos quintuplicaban a los brigadistas internacionales [de la República]. El día 21 de septiembre [de 1938], Negrín anunció la retirada de los combatientes internacionales [por el bando republicano], unos 13.000, mientras que el gobierno de Burgos se comprometió sólo a retirar 10.000 voluntarios italianos de los cerca de 48.000 de que disponía. Todo un revés para la República.

En este contexto surgió el Pacto de Múnich los días 29 y 30 de septiembre [de 1938], en que Alemania, Italia, Francia e Inglaterra habían de decidir el futuro de la soberanía checoslovaca, y de rebote el destino de la República. En el pacto se gestó la paz temporal a cambio de la exigencia de Hitler: darle los Sudetes, y, por extensión, Checoslovaquia. Ante la demanda alemana, Francia e Inglaterra podían defender la integridad checoslovaca en virtud de los acuerdos de Francia y la URSS, u optar por librar los Sudetes y conseguir una paz frágil y eventual que retrasaba la guerra en Europa. Lamentablemente, la opción escogida fue ésta última. Francia, coaccionada por Inglaterra con la amenaza de quedarse sola en caso de una guerra, no cumplió sus compromisos. En Múnich se celebró la reunión en un clima de tranquilidad, a pesar de que media Europa había movilizado a sus ejércitos (…) La guerra europea podía estallar, y esta era la esperanza de la República. Durante la reunión se debatió sobre Checoslovaquia y también de paso se habló de la guerra en España. Pero el resultado de la conferencia fue la obtención de una paz momentánea a costa de Checoslovaquia, la República y la deshonra para las democracias francesa y británica. La guerra en Europa se desvanecía y también el anhelo de enlazarla con la de España. Pero la paz fue un espejismo de 11 meses. Como en el caso de la no-intervención [en la Guerra Civil Española], la clave fue Londres y su gobierno.”

                                                          Guerra aérea en la Batalla del Ebro (David Íñiguez)
 

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