Se cuentan por miles,
vestigios de los hombres.
Edificios impertérritos,
como dólmenes majestuosos
a los que la hiedra quiere estrangular.
Sin evidencia tangible
de que amor humano existió,
la vida lame sus heridas
y espera no lamentarse
de tantas cicatrices secadas al Sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario