(en un bar de Los Ángeles)
- ¿Qué pasó con esas velas con olor a vagina de Gwyneth Paltrow?
- ¿¡No conoces la intrahistoria de cómo se gestó tan extraordinario producto!? –estalla en carcajadas.
- No… perdona que no haya investigado y me haya documentado a fondo sobre las velas de chocho de esa tía –con una mueca de fastidio porque Robert se sigue riendo de él.
- Según me contaron, fue algo así: estaba en un bar discutiendo largo y tendido con una amiga porque ésta no paraba de hablar que si tantos temas eran tabú en la puritana sociedad norte americana, mientras que no había problema en que imperase a sus anchas un capitalismo salvaje subyugándolo todo a la cultura del for profit, y entonces le recriminó a su amiga: “¡Siempre te estás quejando de lo mismo!” a lo que ésta desafiantemente respondió “¿Si crees de verdad que no hay tanto tabú, y que no todo se ha convertido en una mercancía, por qué no vas y comercializas tus partes íntimas? ¡Ya verás lo que pasa!”, y aquí fue cuando Gwyneth acuñó la célebre frase “Sujétame el cubata”.
- ¡No me jodas! ¿¡Esa frase también es suya!?
- Sí, claro, lo que el cubata era un Bloody Mary vegano…
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