“En un mundo
finito, creer en el crecimiento sólo puede ser obra de un loco o un economista.”
Posteconomía (Antonio Baños
Boncompain)
“La economía es una
ciencia que avanza desde el conocimiento al control.”
Posteconomía (Antonio Baños
Boncompain)
“Yves Smith […]
advierte: “Los economistas han terminado alcanzando una posición que resulta
peligrosa para cualquier democracia. Mediante la utilización que hacen de
procedimientos paracientíficos, han conseguido una autoridad que a menudo
resulta injustificada” Como ocurre con cualquier religión, la voz del sacerdote
convierte la enunciación en verdad […]. La opinión de una autoridad económica,
por el hecho mismo de serlo, deviene en realidad. Si el gobernador del Banco
Central Europeo opina que no deberían subir los tipos de interés, el mercado
actuará como si la frase describiese la realidad futura. Pero más allá de las
profecías autocumplidas que nutren el discurso oficial/sacerdotal, la economía
ha entrado en una función superior: la función de acotar lo posible.”
Posteconomía (Antonio Baños
Boncompain)
“No puede existir
ningún fenómeno, ninguna actividad humana sin un modelo de negocio que la haga
inteligible. Las acciones humanas que no incorporan rentabilidad en sí mismas
se convierten en invisibles […]. En el caso de la generosidad, la compasión o
la misericordia, ha sido necesario un cambio de nombre (solidaridad) y un
modelo de negocios adscrito (ONG) para hacerlas identificables y valorables
[…].
Eso es la economía
prescriptiva, obligatoria. No tiene ya otra función que la de marcar lo que es
expresable y lo que no, lo que es útil o valioso. Como toda teología, nos
impone un lenguaje que sirve precisamente para excluir de la mente lo que no
entra en el canon. Otro ejemplo es el concepto de calidad de vida. En el
titánico y evangélico esfuerzo de dotar de valor y transaccionalidad a todo
acto vital, la propia vida ha sido sujeta al dogma. La vida antes […] tenía una
duración a la que asignábamos una valoración hecha […] en términos morales:
buena vida, mala vida. Pero eso es hoy ininteligible. Hay que moverse entre
cantidades. Hay que poner en valor. Por eso la vida tiene ahora calidad.
Y hoy tenemos mucha
o poca calidad de vida. Por supuesto, la mucha/poca calidad, a diferencia de la
buena/mala vida, se puede comprar. Hay una serie de instrumentos: liftings,
apartamentos, coches, ventiladores, etc., que nos ayudan a ponerle precio.
Valga estos
ejemplos para explicar cómo el relato económico ha superado su función no sólo
académica o política, sino cultural para convertirse en una imposición
totalizadora. Nadie puede vivir fuera de los conceptos económicos ni pensar o
hablar sin sus categorías.”
Posteconomía
(Antonio Baños Boncompain)
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