Siendo pequeño,
fui por piernas liberado
en un zoológico de sonrisas
escayoladas.
que uno escarba con la mirada.
con niñas con tinte en
las cejas,
y enloquecía con su
danza volátil
entorno a las mesas
ajadas de madera.
Diríase que nunca fue ágil mi mente,
sin reconocerme ávido
por sus carnes,
mientras que de los
flancos afilados
brotaba incontenible la
estulticia.
besándose todos los
temores,
alimentados de mi
compasión,
ni los rugidos a
nuestras orejas,
que las niñas tomaban a
risa,
y a mí aún en el corazónhiela.Évora, Alentejo, Portugal (2010)
No hay comentarios:
Publicar un comentario