Los niños, delante. Pero ante mí, conmoción abarca todo.
El espejo de plata, marrón, ocre, los niños delante. Mis asideros a una existencia menguante.
Extiendo la mano, el guerrero maya, la roca pulsante.
Plata, marrón, ocre, el ojo y el guante, malditos, me agarran.
Te doy la mano, te grito, “¡soltadme!”.
La piedra marrón, ocre, el ojo respira, tráeme el guante.
Pero el brazo no alcanza. Mar no da tregua. ¿Quieres ir tú delante?
El espejo de plata, marrón, ocre, los niños delante. Mis asideros a una existencia menguante.
Extiendo la mano, el guerrero maya, la roca pulsante.
Plata, marrón, ocre, el ojo y el guante, malditos, me agarran.
Te doy la mano, te grito, “¡soltadme!”.
La piedra marrón, ocre, el ojo respira, tráeme el guante.
Pero el brazo no alcanza. Mar no da tregua. ¿Quieres ir tú delante?
Aleppo, Siria (2010). En los últimos 10 años, si es que está vivo, este niño solo ha visto guerra
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